Es un árbol Ginkgo, un árbol cuya especie se considera, por lo general, «sagrada», y quien a su vez, los amantes de la botánica lo consideran todo un enigma: se le considera un «fósil viviente» por que es uno de los vegetales que más tiempo han permanecido sin cambios a través de las eras geológicas. Fabuloso, sin duda.
No obstante, hoy en Supercurioso no queremos hablarte de los Gingko Biloba, queremos contarte la historia de un árbol Gingko en concreto: el que se haya junto a un templo de China.
Su belleza invita a la espiritualidad y a la admiración. ¿Nos acompañas?
Descubre el maravilloso árbol de oro de China
Al árbol Gingko se le conoce como el árbol de los 40 escudos, pero al situado en el templo budista «Gu Guanyin», justo al pie de las montañas de Zhongnan, en China, lo llaman el árbol de oro.
La verdad es que en ocasiones la naturaleza teje con sus maravillosos dedos artesanos escenarios que de por sí, invitan ya al recogimiento, a la introspección y la magia contenida en esos elementos asociados a la espiritualidad. El templo de Gu Guanyin es un lugar único no sólo por el Buda que hay a su entrada, o por los monjes que tan pacientemente atienden cada aspecto, cada detalle de acuerdo a las tradiciones budistas y taoístas. Si este templo es famoso en todo el mundo es por el árbol dorado que hay frente a él.
Este Gingko cuenta con casi 1.400 años de antigüedad. Una bellísima criatura milenaria que en la llegada del otoño, renace con explosión de hojas amarillentas que relucen bajo el tibio sol de noviembre.
Y eso no es todo, si es espectacular alzar la mirada en la espesura mágica de sus ramas, lo más increíble es dar un pequeño paseo a los pies de la falda de este árbol. Bajo él, se extiende un delicado manto dorado, con todas esas hojas caídas que a su vez, envuelven al Buda y cercan el templo.
Cada año, y coincidiendo con su floración, son cientos las personas que se acercan a los pies de la montaña de Zhongam para acudir hasta el templo y ver al famoso árbol dorado. Como curiosidad, te diremos que para los monjes, este árbol simboliza la propia dualidad del mundo. Por una parte tenemos lo masculino y lo femenino, el día y la noche, el Sol y la Luna… En definitiva, el Ying y el Yang.
Hemos de comentarte también algo a tener en cuenta en caso de que te decidas a viajar hasta aquí. En los últimos años los monjes se han visto obligados a cercar la zona. Son tantos los turistas que llegan ataviados con sus cámaras buscando la «imagen perfecta», que durante el mes de noviembre el templo pierde su propósito: ofrecer calma, tranquilidad para poder meditar y rezar.
Si logras ahorrar para ver el templo de Gu Guanyin en la estación de la caída de las hojas del árbol dorado, te encontrarás con toda una peregrinación de curiosos, y a unos monjes intentando esquivar las cámaras mientras se cobijan bajo las ramas increíbles de este Gingko único en el mundo. Todo un espectáculo.
Y recuerda, si te ha gustado este artículo, te invitamos a conocer más árboles increíbles, como por ejemplo, los más viejos de la Tierra.