Se llamaba Dick Fosbury. Era un chico más que venía de la Universidad de Oregón, un atleta que competía en la especialidad de salto de altura y del que nadie esperaba mucho en aquellas olimpiadas de 1968, en México.

Sin embargo, todo el mundo se quedó extrañado cuando vieron su forma de saltar. De pronto, y sin saber muy bien cómo lo hizo, Dick Fosbury se dio la vuelta y, simplemente, saltó de espaldas. Nadie más lo había hecho hasta entonces de aquella forma. Pero aquello le valió la medalla de oro.

Acababa de inventarse el salto Fosbury.

El salto de altura, toda una heroicidad

El salto de altura es uno de los deportes más espectaculares. Seguro que tú mismo, más de una vez, te habrás quedado pegado al televisor viendo a todos esos atletas desafiándose a sí mismos por arrancarle un centímetro más al viento, por elevarse un poquito más y sobrepasar con éxito ese salto.

Son atletas del aire y artistas de la precisión. Lo que también está claro es que hoy en día, apenas nos sorprende el modo en el que ejecutan esos saltos perfectos. Pero tal vez no sepas que esta técnica, la del salto de altura, ha evolucionado muchísimo en cuestión de unas pocas décadas. Te interesará saber por ejemplo, que antes, los saltadores de altura arriesgaban su vida casi en cada salto. No disponían por ejemplo de la actual y mullida colchoneta, antes se utilizaba arena, con lo cuál, debían cuidar mucho el modo en que caían después de saltar. Los accidentes eran frecuentes y muy lamentables.

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Y aún hay más, hasta la llegada de Fosbury, los atletas ejecutaban el salto con los pies por delante. Es decir, se iniciaba una carrera y los atletas debían elevarse para superar el listón pasando primero los pies. Te parecerá sorprendente, desde luego, pero debes saber que mediante esta técnica, también se establecían marcas muy destacables que superaban en ocasiones los dos metros. Como fue el caso de del soviético Valeri Brumel, que con 2, 28 metros tenía el récord mundial en los años 60.

Pero todo cambió con la llegada de Fosbury. En esta época, empezó también a aplicarse la espuma de poliuretano, con lo cual los atletas contaban ya con mullidas colchonetas donde dejarse caer con total comodidad y sin miedo, sobre todo sin miedo, dando así la oportunidad de desarrollar un salto más arriesgado. Con esta clara mejora Dick Fosbury pudo desarrollar un salto en el cual, poder caer de cabeza al saltar de espaldas.

Pero, ¿por qué era mejor saltar de espaldas? El llamado Salto Fosbury, se construye de una forma aparentemente sencilla pero muy-muy eficaz. Después de unas 8 zancadas, el atleta, ejecuta un preciso giro en el momento de elevarse, transformando así la energía cinética lineal conseguida mediante la carrera, en un salto parabólico casi perfecto llevado a cabo siempre de espaldas. Esto, a su vez, hace que la energía del impulso se aproveche mucho más, quedando así, una distancia más apropiada entre la barra y el cuerpo. Con lo cual, no se toca y se puede pasa por ella de espaldas encontrando menos obstáculos.

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Y si todo va bien, el salto es simplemente perfecto y espectacular. Y esto es lo que le ocurrió a Dick Fosbury en 1968. Dejó a todo el mundo con la boca abierta y se llevó la medalla de oro, con sus 2, 24  metrosEl chico que un buen día decidió saltar de un «modo raro», sentó escuela. Creó una técnica para el resto de atletas, que a día de hoy es ya básica y esencial. Ya nadie se atrevería a saltar con los pies por delante.

Se dice también que  Dick Fosbury nunca fue un atleta especialmente bueno, en las Olimpiadas siguientes, las de 1972 en Múnich, no logró clasificarse, dedicándose después a la ingeniería civil. Pero, a pesar de ello, a pesar de no ser un saltador especialmente dotado, a Dick Fosbury  se le recordará siempre como uno de esos atletas que hizo historia y que innovó por completo el salto de altura con su espectacular idea.

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Dick Fosbury en la actualidad

Grandes nombres que merecen ser recordados en nuestro espacio. Si te ha gustado la historia de Dick Fosbury, conoce también la de Abebe Bikila, el etíope que ganó una medalla corriendo descalzo.