¿Alguna vez te has preguntado el origen de esas cosas o productos cotidianos que usamos en nuestro cuerpo o en nuestras casas, sin pensar en cómo llegó a nuestras manos, como el jabón?
Supercurioso, como siempre, va en busca de esas informaciones para compartirlas con vosotros. Y esta vez os traemos la historia del champú.
¿Cuándo inventaron el champú?
Para empezar, esta palabra proviene del inglés shampoo y data nada menos que del año 1762. Originalmente quería decir “masajear”, pues es un préstamo lingüístico del anglo-indio shampoo que a su vez viene del indostaní champo, imperativo de champna, y significaba presionar, masajear, amasar músculos.
Este concepto fue introducido al Reino Unido por Sake Dean Mahomed, un inmigrante indio que abrió en 1759, en Brighton, unos baños de shampoo, los cuales fueron conocidos como Mahomed’s Indian Vapour Baths (“Los baños indios de vapor Mahomed»). Eran parecidos a los baños turcos, pero en los de Mahomed los clientes recibían un tratamiento especial de champi (masaje terapéutico), que llegaron a ser muy apreciados, tanto, que fue nombrado “cirujano de champú” de los reyes Jorge IV y Guillermo IV.
A comienzos de este nuevo uso, los peluqueros ingleses disolvían jabón en agua hirviendo y le añadían hierbas aromáticas con el objetivo de darle brillo y fragancia a los cabellos.
El primer fabricante
Este honor se lo debemos a Kasey Hebert, quien hasta nuestros días es conocido como la primera persona que hizo champú. Lo vendió en las calles de Londres, y le puso a este producto “shaempoo”.
Al principio no había mucha diferencia entre el jabón y el champú, pues ambos contenían tensoactivos, que es un tipo de detergente.
¿Por qué nació el champú?
Como antes no había mucha diferencia entre el jabón y el champú como tal, la gente que se lavaba el cabello comenzó a sufrir de alergias e irritaciones del cuero cabelludo.
Incluso hay una versión de la historia del champú en la que un peluquero alemán, a finales del siglo XIX, cansado de las cenizas de las chimeneas que eran usadas para limpiar el cabello, decidió buscar un sustituto, y llegó a una mezcla de polvos de jabón solubles en agua, aunque no formaba espuma.
Sin embargo, para ser fieles a la historia y darle a cada quien sus créditos, este producto capilar nació en el imperio mogol, en las regiones orientales, específicamente en el Nawab de Bengala. Consistía, como ya dijimos, en un masaje en la cabeza con aceites y fragancias naturales.
Transición del masaje al lavado
Durante la década de 1860, la palabra champú pasó de significar masaje a aplicación de jabón en el cabello, pero un jabón específico, ya que la película opaca que dejaba el jabón ordinario (o normal) en el cuero cabelludo y en el pelo hizo que se buscaran otras fórmulas para que las irritaciones capilares no fuesen tan frecuentes.
La primera marca
La empresa Drene fue la primera en ofrecer el champú con las características actuales, y fue en 1930, con la particularidad de que no era jabonoso. Es considerado el primer champú con tensoactivos sintéticos.
Sin embargo, los hindúes han usado desde tiempos remotos distintas fórmulas para aplicar al cabello, basadas en hierbas y frutos como shikakai, henna, fenogreco, aloe, almendras, neem, nuez, suero de mantequilla, combinados con componentes aromáticos como jazmín, madera de sándalo, rosa y almizcle.
Hoy en día hay innumerables tipos de champús, biodegradables, sin sal, basados en elementos y productos naturales como hierbas, aceites, frutas; los hay para hombres, para mujeres y para niños, para cabellos pintados, con canas, lisos o rizados. Es decir, para el gusto y necesidad de cada quien.
Considerando el relativamente poco tiempo de su existencia, el champú se ha convertido en un elemento sin el que sería difícil pasársela.