Lavarse las manos es una de los hábitos higiénicos más importantes. Se calcula que algo más del 80 % de las infecciones se transmiten a través de las manos. ¿Alguna vez te has preguntado cuándo se inventó el jabón y cuál es su origen? Continúa leyendo Supercurioso y lo descubrirás.

Existen señales claras que demuestran que los sumerios elaboraban jabón tres mil años antes de Cristo, de igual forma que los pobladores del Antiguo Egipto y de la Antigua Roma. En el siglo I, Plinio el Viejo detalló cómo se elaboraba jabón empleando para ello cenizas, ya que en aquellas épocas no había soda caústica, uno de los más importantes ingredientes de la fabricación del jabón moderno.

La leyenda Romana

De acuerdo con una leyenda romana, se cree que el jabón fue descubierto por las damas que lavaban la ropa en el Río Tíber, muy próximo al Monte Sapo. La lluvia escurría sus laderas arrastrando la grasa de los animales muertos en sacrificios en dicha zona y al combinarse con cenizas formaba una sustancia muy espumosa que tenía la propiedad de limpiar. La palabra “jabón” proviene de la lengua italiana “sapone”, que hace alusión a la leyenda de su origen en el Monte Sapo en Roma.

En el año 1783, el científico sueco Carl Wihelm Scheele hirvió aceite de oliva con óxido de plomo, obteniendo una sustancia algo azucarada que denominó Olsuss, hoy se conoce como glicerina. En 1791, el químico francés Nicolas Leblanc diseñó un proceso para lograr el carbonato de sodio a partir de la sal común. Dos elementos básicos en la fabricación del jabón y que marcaron un antes y un después en su producción.

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¿Cómo limpia?

El jabón puede “atrapar” la grasa y el polvo de los tejidos de la ropa y de la piel, formando una emulsión que logra separar la suciedad. El movimiento en el transcurso del proceso de lavado, ya sea a máquina o a mano, y el agua caliente benefician el desprendimiento de gran parte de las partículas de grasa.

Para la fabricación de jabón se emplea grasa de tipo animal como fuente principal de ácido graso, se calienta y después se hace reaccionar junto a la soda caústica. Una fábrica dedicada a los jabones puede llegar a producir de manera automática cerca de 300 jabones de tocador para manos y cara en solamente un minuto, ¡algo así como más de tres millones de jabones en un solo día!