Son muchos los personajes de la realeza que, viviendo en diferentes épocas y destacando por asunto disímiles, han pasado a la historia. María Antonieta es uno de los más conocidos. Nacida en Austria, a sus catorce años fue casada con el Rey Luis XVI, y desde entonces tuvo una vida muy poco convencional. Sus excesos, estilo de vida derrochador y libertades personales, la llevaron a tejer una imagen confusa. Por una parte, algunos la toman como ícono del feminismo, mientras que otros solo ven en ella a una reina ambiciosa y libertina. Su decapitación en la guillotina, el 16 de octubre de 1793 en Plaza de la Revolución, actual Plaza La Concordia en París, contribuyó a hacer crecer su leyenda. Pero entre las miles de curiosidades sobre su vida, pocos conocen la que aborda la relación entre el pecho de María Antonieta y las copas de champán.
Seguro en alguna ocasión habrás brindado en una clásica copa de champán, ese recipiente elegante, bajo y de bordes amplios, en cuyo interior ronronean las burbujas. Pero, ¿Alguna vez te has preguntado el origen de este diseño que se ha mantenido con el paso del tiempo? Pues existe una leyenda que vincula el sensual pecho de María Antonieta, con la forma de las copas clásicas en las que se bebe el delicado champán. Hoy en Supercurioso, la develamos para ti. ¿Nos acompañas?
El pecho de María Antonieta, la inspiración perfecta
Son muchos los personajes históricos que han homenajeado a sus esposas o amantes realizando réplicas de sus pechos para convertirlos en copas, y beber plácidamente de estas seductoras reproducciones. En el templo de Rodas, por ejemplo, se podía contemplar una copa que, según la leyenda, había hecho elaborar el mismísimo Paris en honor del busto de la bella Helena de Troya.
Lo mismo hizo Enrique II, rey de Francia y perdido enamorado de la bella Diana de Poitiers. Mandó que sus copas de vino tuvieran forma de manzana, la misma exquisita forma de los pechos de la mujer que amaba. También destaca el caso de la célebre copa Pompadour, cuya delicada forma parece haber sido hecha a imagen y semejanza de Madame Pompadour, la hermosa amante del Rey Luis XV.
Pero sin lugar a dudas el hecho más sonado sobre esta clásica y sugerente tradición, es el que vincula al pecho de María Antonieta con las copas de champán. Si bien sus detractores la definen como una mujer licenciosa y despilfarradora, que ignoraba las necesidades y el sufrimiento del pueblo francés, quienes enaltecen su figura, la presentan como una reina majestuosa y sensual, de las más bellas que tuvo Europa.
Incluso, el escritor londinense Horace Walpole, conde de Oxford, escribió sobre ellas unas palabras, al haberla contemplado durante la celebración de una boda de la realeza. Dijo entonces que «Sólo había ojos para María Antonieta. Cuando está de pie o sentada, es la estatua de la belleza; cuando se mueve, es la gracia en persona. Se dice que, cuando danza, no guarda la medida. Sin duda, la medida se equivoca…»
El origen de la leyenda
El origen de la leyenda que vincula el pecho de María Antonieta con la creación de las copas de champán, es bastante curioso. Según cuentan las leyendas sobre el tema, la primera copa de champán fue elaborada en porcelana en el siglo XVIII. Fue ella misma quien encargó el regalo para su esposo, Luis XVI. Esta copa era más ancha que las normales y de escasa profundidad, muy parecidas a las que usamos hoy en día. La verdad es que no tenemos pruebas claras de que esto fuera así, son meras sospechas que se han tejido poco a poco en torno a esta leyenda. Pero lo que sí es cierto, es que la última reina de Francia con final trágico en la guillotina, fue siempre una apasionada del inigualable champán francés.
Otro detalle verídico es que María Antonieta poseía un juego de tazones modelados en forma de pechos, creados para ella y realizados por la fábrica de porcelana francesa de Sèvres. Según documentos de la época, sus propios pechos sirvieron de moldes, y son conocidos popularmente con el nombre de «jattes tétons». Se trata de unos tazones de curiosa forma, como calabazas blancas suspendidas en unos pequeños trípodes con pequeñas cabras incrustadas. Ya se sabe, la reina francesa siempre tuvo caprichos muy curiosos, por demás estrafalarios y originales…
Así pues, sea leyenda o realidad la relación entre el pecho de María Antonieta y las copas de champán, la realidad es que muchas de ellas siguen teniendo hoy en día esa forma abierta y de poca profundidad con la que solemos brindar en nuestras celebraciones. Pero eso sí, es interesante conocer también la opinión de los enólogos. Son ellos quienes nos dicen que este tipo de copas no son precisamente buenas para beber champán, puesto que calientan el líquido al estar al aire libre, dejando escapar el gas y evitando así el poder apreciar verdaderamente su calidad. Lo mejor, es utilizar copas más altas y cerradas.
Las copas de champán en la actualidad
Más allá de su origen exquisito, vinculado a la sensualidad innegable del pecho de María Antonieta, las copas de champán han ido evolucionando a la par del mundo. El diseño amplio y poco profundo fue dando paso a otros, que permiten una mejor conservación de las propiedades de la bebida. En este camino nació la copa flauta, esbelta, estilizada y elegante. Esta copa, al tener una base larga, permite tomarla sin que los dedos toquen el recipiente, por lo que el líquido dorado se conserva frío por más tiempo.
También notamos un cambio en las burbujas. En las copas que se asemejan al pecho de María Antonieta, las encantadoras burbujas tienen corta vida. En las copas tipo flauta, su camino en ascenso es bastante más largo, lo que le da a la bebida un detalle estético encantador. Pero ahora bien, si no eres un entendido y simplemente te gusta dotar a tus fiestas de un toque sensual y glamuroso, ¡No lo dudes! Sigue utilizando el sugerente modelo María Antonieta, y divierte a tus invitados con esta encantadora leyenda.