Seguro que de niños os horrorizásteis pensando en aquel emperador que describió Andersen paseando desnudo por las calles de su ciudad. La historia contenía una profunda enseñanza que invitaba a reflexionar. En Supercurioso hemos indagado en el origen de algunos de los cuentos más conocidos y, en el caso de Andersen, hemos visto que tomaba prestados de su entorno datos que le servían de inspiración. En el caso de «El patito feo» su propia vida le sirvió de base y el «El traje nuevo del emperador» veremos que tiene un origen español.
«El traje nuevo del emperador» y el infante D. Juan Manuel
Como la mayoría recordareis, Hans Christian Andersen escribió y publicó el cuento «El traje nuevo del emperador» en 1837 como parte de los «Cuentos de Hadas contados para Niños». En él narra la historia de dos sastres que embaucan al emperador de un país diciéndole que le confeccionarán un vestido que tan solo pueden ver aquellas personas que son inteligentes, válidas y aptas para el cargo que ocupan. Los estafadores se quedan con los ricos materiales con que los proveen para la confección y con el salario demandado, a cambio hacen ver que tejen, pero realmente no hay prenda alguna.
El rey temeroso de no ser válido para el cargo que ocupa, estúpido o incompetente, envía a dos consejeros que, naturalmente, no ven prenda alguna, pero temerosos de perder su puesto le dicen que es una obra maravillosa. El emperador que tampoco ve nada, se deja vestir por los dos sastres y sale a la calle en cueros. Mientras desfila un niño exclama: ¡El emperador está desnudo! Todos se dan cuenta de la estafa, ya que el chiquillo no tiene cargo alguno al que no deba ser merecedor.
Andersen se basó para escribir el cuento en la obra «El Conde Lucanor» que es una de las principales de la literatura medieval española. Fue escrita entre 1330 y 1335 por el infante D. Juan Manuel, que tenía el título de Príncipe de Villena y era nieto del monarca castellano Fernando III. Andersen no había leído el original pero sí una traducción al alemán de la obra.
D. Juan Manuel escribió el libro dividiéndolo en 5 partes, una de las cuales contiene 51 cuentos o «exemplas» moralizantes o de las que se puede extraer una lección de vida. Los protagonistas son el Conde Lucanor y su consejero Patronio, al que el primero pide ayuda para resolver alguna cuestión. En el cuento XXXII titulado «Lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño», encontramos el origen del de Andersen.
La trama es exactamente igual excepto en que el que no ve la ropa del vestido nuevo del rey no es hijo de su padre. Nadie quería admitir que no la veía, máxime cuando si no eran hijos legítimos podían perder su herencia y su honra.
«…creyendo cada uno que, aunque él no la veía, los demás sí, por miedo a perder la honra, permanecieron callados.»
Finalmente, como en el cuento de Andersen, alguien que no tenía nada que perder, en este caso un hombre negro, palafrenero del rey, fue el único capaz de decir la verdad:
«Señor, a mí me da lo mismo que me tengáis por hijo de mi padre o de otro cualquiera, y por eso os digo que o yo soy ciego, o vais desnudo».
Andersen bebió de esta fuente española para su obra y es posible que a su vez D. Juan Manuel hubiera oído una historia parecida que existía ya en Persia siglos antes.
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