Los pequeños dientes de leche de los hijos, ¿a qué madre o padre no conmueven? Si tú tienes hijos, tal vez hayas guardado esos diminutos dientitos sin saber muy bien para qué. Son recuerdos, claro, del paso del tiempo y de la transformación paulatina de nuestros retoños, y una excusa para premiarles… por crecer.
El ratoncito Pérez o el hada de los dientes –dependiendo de si perteneces a la cultura hispanohablante o anglosajona– se hace cargo de estas pequeñas ofrendas, y en compensación deja una moneda bajo la almohada de los niños. Es una leyenda que aún sigue viva en Occidente, y aunque ya muchos no crean en ella se sigue invocando al ratoncito o al hada cada vez que a un pequeño se le cae un diente.
¿Pero sabías que se ha descubierto una razón médica de gran importancia que da un sentido enorme a lo de guardar los dientes de leche de tus hijos?
Ésta es la razón por la que deberías guardar los dientes de leche de tus hijos
Los pediatras y odontólogos llaman a los dientes de leche “dientes de transición”, porque forman la dentición temporal que comienza desde los 6 meses hasta los 12 años, más o menos, cuando surgen los dientes de hueso, o permanentes.
La cuestión es que se descubrió que en la pulpa del diente existen células madre, las mismas que hay en el cordón umbilical, y que en los últimos tiempos recomiendan guardar en bancos especiales por si en un futuro el niño necesitase regenerar su corazón, la médula ósea o reemplazar algún órgano.
Es increíble pero en los dientes de leche, muy bien resguardadas en un lugar estéril, reposan también estas células milagrosas. Los expertos aseguran, aunque aún falta mucho por investigar y comprobar, que las células madre dentales no sólo sirven a su propietario, sino a familiares (padres, hermanos), lo cual es muy conveniente.
Dicen incluso que son capaces de generar insulina, aunque como mencionamos antes, estos estudios están en fase preliminar. Claro que habría que conservar los dientes de leche en un sitio adecuado, pero actualmente no existen muchos “bancos de dientes de leche”, como sí los hay para las células madre del cordón umbilical, y el precio es sumamente elevado.
Sin embargo, el altísimo potencial regenerativo y curativo de las células madre dentales han obligado a los científicos a dirigir las investigaciones hacia este flanco.
Esperemos que en un futuro muy próximo dichas investigaciones den los frutos sospechados, y entonces guardar los dientes de leche será una acción no sólo sentimental, sino también preventiva. Todo en la búsqueda de vivir más y mejor.
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