A todos nos preocupa el cambio climático. A lo largo de la historia de nuestro planeta se han producido diversos cambios climáticos, entendiendo bajo este concepto «el cambio en la distribución estadística de los patrones meteorológicos durante un periodo prolongado de tiempo». Estos fueron causados por factores externos como el impacto de meteoritos, variaciones solares o variaciones orbitales o por factores internos, entre ellos la deriva continental, la composición atmosférica, etc. Actualmente, la actividad humana se ha convertido en un importantísimo factor de calentamiento global y por tanto de cambio climático y las flatulencias de las vacas tienen que ver en ello.
Las flatulencias de las vacas: un serio problema que ya no lo será
Entre las actividades humanas que afectan al cambio climático está la actividad pecuaria y el aumento de ganado bovino para la producción de carne, leche y otros derivados. El informe de 2006 de la FAO es demoledor: la actividad pecuaria contamina más que el sector del transporte. Entre otros elementos de esta industria que amenazan el medio ambiente, las vacas al expeler gases (flatulencias, pedos) liberan metano, que no sólo es peligroso por ser altamente inflamable, sino que también es extremadamente contaminante. El metano uno de los compuestos que contribuyen más al efecto invernadero y las flatulencias del ganado suponen un 14% del total de emisiones de este gas.
En 2013, una curiosa investigación llevada a cabo por científicos argentinos, demostró que el poder energético de las flatulencias del ganado era tal que recogido convenientemente podía transformarse en bio-combustible y alimentar una nevera, generar luz e incluso mover el motor de un coche. Pero las dificultades para reconducir de esta manera las emisiones de metano del ganado son muchas y se están buscando otras soluciones.
Investigadores de la Universidad de Pensilvania, en EE.UU. han conseguido demostrar que esas emisiones de metano a través de las flatulencias pueden reducirse un 30%. La solución es relativamente fácil, ya que se trata de que junto con la comida, las vacas ingieran un inhibidor de metano llamado 3NOP (3 nitrooxypropanol). Este inhibidor actúa directamente sobre el gas pero no tiene ninguna consecuencia ni en la producción ni en la calidad de la leche de las vacas.
El experimento duró 12 semanas, pero los científicos observaron que el efecto mitigador del metano se prolongó en el tiempo. Ahora, están a la espera de que se apruebe este sistema de inhibición de metano de las flatulencias de las vacas con el que se conseguiría reducir de una manera sustancial la emisión de gases con efecto invernadero que producen los rumiantes.
¿Sabías que las flatulencias de las vacas eran tan nocivas para el medio ambiente? ¿Crees que se aprobará este inhibidor de gas metano?
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