El folclore japonés es muy rico y en él abundan las leyenda como la de Yuky-Onna, la mujer de hielo o la de los fantasmas Gaki y Yūrei. El mundo del más allá, los fantasmas y los rituales relacionados con la muerte forman parte de las tradiciones de este pueblo, y entre ellas una de las más hermosas es la creencia en los Hitodama, las almas de los recién fallecidos. Para los japoneses son pura LUZ.
Hitodama, las almas de los recién fallecidos en Japón, pura LUZ
Según el folclore japonés, es posible ver las almas de los difuntos recién fallecidos. Cuando declina el día, sus almas flotan en el aire como bolas de fuego, a una altura más bien baja y, en la oscuridad de la noche, es posible distinguir sus colores y su cola.
Hitodama significa literalmente «humano» (hito) y «alma» (tama que viene de tamashii). En algunos lugares de japón la tradición dice que el (o la) Hitodama sale del cuerpo 2 o 3 días después de la muerte de una persona y se dirige a algún templo o simplemente se acerca a aquellas personas a las que le ha unido una relación especial. El sonido que producen golpeando ventanas para llamar la atención, únicamente puede ser oído por aquellas personas vivas con las que el espíritu estuvo relacionado profundamente.
La cola de los Hitodama puede ser larga o corta y los colores más frecuentes son el naranja, el azul y el rojo. Suelen situarse especialmente en los cementerios y bosques sombríos.
No en todas las regiones de Japón se cree que los Hitodamas son las almas de los difuntos o tienen un carácter positivo. En algunos lugares piensan que son una especie de psicopompos que guían al fallecido para que pueda cruzar al otro lado sin problemas. Los Hitodamas tienen una vertiente oscura ya que en ocasiones se divierten guiando a los humanos por caminos equivocados que pueden resultar muy peligrosos. También existen leyendas que cuentan que en realidad los Hitodamas son una treta creada por zorros malignos que quieren atraer a los caminantes hacia sus trampas.
Actualmente se cree que la idea de los Hitodama proviene de que antiguamente a los difuntos se los enterraba directamente en la tierra y el fósforo que desprendía el cuerpo al descomponerse reaccionaba con el agua de la lluvia produciendo luz. Debido a los escasos conocimientos científicos que se tenían en otros tiempos, se creía que estas luces que aparecían sobre las tumbas eran el espíritu del difunto en el momento de tránsito hacia el más allá.
Posiblemente los Hitodama no sean otra cosa que fuegos fatuos, pero la leyenda sobre su origen es muy curiosa. Si sois seguidores de «Dragon Ball Z» recordaréis que cuando Goku cae a los infiernos encuentra allí los Hitodamas de los condenados y si habéis jugado a «Zelda» habréis pensado en los «Poes», fantasmas de difuntos que odian el mundo, viven en cementerios, cuevas o campos solitarios y suelen llevar una linterna.
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