No ha pasado mucho tiempo desde que nos quedamos maravillados con todo lo que traía consigo la impresión 3D. Todavía no terminamos de ver el máximo desarrollo de la impresión 3D y la ciencia ya abrió la posibilidad de una nueva revolución, la impresión 4D. Objetos que se ensamblan y transforman de forma autónoma, ven y descubre lo que nos depara esta tecnología.
La cuarta dimensión
Los seres humanos como cualquier otro objeto del mundo real poseemos como características una altura, un ancho y una profundidad en el espacio, es decir estamos sujetos a tres dimensiones de la física. Sin embargo, con el paso del tiempo vamos cambiando y en nuestro caso tendemos a envejecer, es decir también estamos sujetos a otra dimensión que no puede ser observada directamente pero cuya existencia es demostrada, esta es denominada la cuarta dimensión y corresponde al “Tiempo”. Entonces, la impresión 4D es la habilidad de los objetos de transformarse y adaptarse en el tiempo, dichos objetos son inicialmente impresos en 3D.
¿De qué trata la impresión 4D?
La impresión en 4D se centra en el diseño del material que conforma el objeto, el objetivo es crear materiales inteligentes y programables que reaccionen frente a estímulos naturales, como agua, calor, sonido o movimiento, lo que hace que funcionen de forma más eficiente por sí mismos al contacto con el mundo. Técnicamente, la impresión 4D es como la impresión 3D pero con un código geométrico basado en las mediciones de cómo se debe transformar el objeto al enfrentarse ante los estímulos mencionados. De este modo, el código determina los ángulos, el número de veces y la dirección hacia la que un material debe curvarse o doblarse.
El pionero en esta tecnología es Skylar Tibbits, director del Laboratorio de Autoconstrucción del MIT, quien desde hace 8 años desarrolla la investigación en torno a lo que él llama 4D, y estaba sumamente convencido de que el punto clave en esta industria era un software que facilite el diseño de los materiales y que pueda lanzarse masivamente al mercado. Es así que el año pasado fue desarrollado el programa Cyborg, una plataforma de diseño que abarca aplicaciones desde la nano escala a la escala humana, y que además cuenta con la capacidad de masificar la tecnología de los materiales programables. Este software permitiría obtener nuevas posibilidades de simulación ya que toma en cuenta el comportamiento físico y químico de los materiales.
Aplicaciones potenciales
En cuanto a sus aplicaciones prácticas, ya se comenta el uso en medicina como en la construcción de nanorobots moldeables de acuerdo a las necesidades del organismo en el que sean introducidos, usados como mecanismos anti-cancerígenos. En la industria textil se podrían crear telas que reaccionen a la temperatura y la luz, estas podrían cambiar de color y forma. Incluso en objetos más cotidianos como muebles o sillas que se armen y desarmen por si mismas. El uso de materiales de auto-montaje podría ser una solución en entornos con condiciones extremas en las que la construcción convencional es demasiado cara o no factible. Imagina mandar robots a otros planetas y que al llegar se ensamblen por si solos al ser estimulados por las condiciones específicas de dicho planeta.
Esta tecnología busca conseguir un remplazo total de la fuerza humana para que los componentes creados formen las estructuras deseadas sin ningún tipo de interacción humana; esto quiere decir, sin aplicar fuerza, sin participar del proceso de ensamblaje y sin energía externa al material. Si bien por una parte esto resultaría muy beneficioso, por otra parte su utilización contribuiría a acelerar el proceso de automatización en el que nos encontramos actualmente.
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