La demonología, la rama de la teología que se encarga de estudiar a los demonios y todo aquello que tenga que ver con ellos, habla de un subgrupo demoníaco de características muy especiales: son los Íncubos, los demonios sexuales masculinos que tenían relaciones con mujeres. Su contrapartida femenina es el Súcubo, del que ya os hablamos en Supercurioso.
Los Íncubos, los demonios sexuales masculinos que tenían relaciones con mujeres
La figura del íncubo cobra fuerza durante la Edad Media en Europa, aunque las primeras menciones de ese personaje las encontramos ya en Mesopotamia, 2.440 años antes de nuestra era. Representa a un demonio masculino lascivo e impúdico que yace sobre las mujeres manteniendo relaciones sexuales con ellas mientras duermen. Al Íncubo no le importa la edad ni el estado de la fémina y básicamente lo que busca es chuparle su energía vital mientras mantiene relaciones sexuales con ella.
El término Íncubo proviene del latín y se puede traducir como «yacer sobre». La finalidad de este demonio es básicamente alimentarse de la energía de la mujer, pero a veces a ésta se une la de tener un hijo. En algunas leyendas se afirma que el mago Merlín era hijo de un Íncubo y una mujer, que según las versiones era una prostituta, una monja o una princesa. El fruto de esa relación será una persona fácilmente manipulable por el mal.
El aspecto físico del Íncubo varía según la creencia. En general se describe como un ser de baja estatura, peludo y deforme. La tradición explica que el Íncubo es reconocible ya que su pene es anormalmente grande y está frío de una manera antinatural. Las féminas asaltadas por este demonio nocturno suelen ir perdiendo energía, salud e incluso pueden acabar falleciendo. Para ellas, todo transcurre como en una pesadilla de la que no pueden despertar. Durante varias noches seduce a las mujeres en sueños para luego mantener relaciones con ella.
Para librarse del ataque del Íncubo, se decía que había que recurrir a la señal de la cruz, la confesión o a un exorcismo. Actualmente se cree que las situaciones que se explican como ataques de Íncubos, podrían deberse a episodios de parálisis del sueño unidos a hipnagogia, que es la experimentación de alucinaciones auditivas y visuales mientras se permanece dormido. También se piensa que en algunos casos las mujeres que creían haber sido atacadas por íncubos durante la noche, en realidad lo fueron por un verdadero violador. Si éste era conocido de la víctima, la convencía a posteriori de que había sido atacada por un demonio para que no se buscara un culpable y no ser castigado. Nada más fácil que echarle la culpa al demonio.
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Imágenes: Traumrune