El caso de Jenny Cockell es uno de esos testimonios que más nos hacen pensar. Sobre ella se han escrito libros y se han hecho películas. Puede que no sea más que una simple coincidencia, uno de esos hechos inexplicables que de vez en cuando suceden y que aceptamos porque no hay más remedio, porque no vemos datos que puedan contradecir el relato. Aunque, evidentemente, la duda razonable siempre es lícita y libre de mantenerse.

Pero ¿quién es realmente Jenny Cockell? Jenny es una mujer británica que desde muy pequeña supo que había vivido otra vida. Sabía que su nombre era Mary, una joven que había vivido en la dura Irlanda de los años 30. Y lo peor de todo, que su muerte temprana había dejado en desamparo a sus seis hijos. Una desesperación que aún caía sobre ella como una extraña sombra. Como un peso que la empujó, desde muy pequeña, a desentrañar todos esos «aparentes» recuerdos y sensaciones.

Mary Sutton, ¿la vida anterior de Jenny Cockell?

Ya con ocho años, Jenny Cockell sabía que no siempre había vivido en Inglaterra. Sus sueños se centraban siempre en la húmeda Irlanda y en unos años de duro trabajo y supervivencia. También sabía que su nombre, no siempre había sido Jenny. La otra mujer, la que vivía en sus sueños, se llamaba Mary. Pero nunca pudo recordar su apellido.

Jenny intentó siempre llevar una vida aparentemente normal. Sólo unos pocos sabían que en realidad, su vida estaba partida en dos porque cada día venían a ella recuerdos nuevos, retazos de la existencia cotidiana de una mujer llamada Mary, que se entrelazaba con la suya. Sabía que aquella Mary, la de Irlanda, andaba mucho, que su casa estaba cerca de un riachuelo y que sus manos y uñas siempre estaban sucias de tierra por las patatas que cosechaba y recogía.

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Sabía que pasaba hambre y que apenas comía carne. Solo harina, pan, legumbres… las pocas cosas que adquiría en un mercado. Una zona cercana a un ferrocarril. Jenny sabía también que su «Mary», había muerto en un parto a los 35 años, y que su muerte fue con gran desesperación y rabia. Era demasiado pronto… sus hijos eran aún demasiado pequeños para quedarse sin madre. ¿Qué iba a ser de sus 6 pequeños? Se irían a un orfanato, los separarían…

Tal era la intensidad de todos esos sentimientos y emociones que Jenny Cockell fue sometida a hipnosis regresiva. ¿Y cuál fue el resultado? Los recuerdos y el sufrimiento se volvieron más vívidos, con más detalles. Solo pensaba en aquellas seis criaturas dejadas a su suerte en aquella Irlanda de los años 30.

El caso de esta mujer llegó a la BBC, quien se interesó por su historia. La publicaron en varios medios y, para sorpresa de todos, la repercursión llegó hasta Malahaide, un pequeño pueblo de Irlanda donde un granjero se identificó con aquel relato. Él conocía a Mary y a sus seis hijos. Su apellido era Sutton y falleció en el Hospital Rotunda de Dublín el 24 de octubre de 1932, a causa de gangrena, pulmonía y toxemia. Y dejó huérfanos no a seis, sino a siete hijos.

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Jeffrey (1923), Sonny (1924), Philomena (1925), Christopher (1926), Francis (1928), Bridget (1929), Elizabeth (1932). Se encontró la pista del tercer hijo, Jeffrey, en Irlanda, quien le dio las direcciones de dos de sus hermanos Sonny, y Francis. ¿Y qué ocurrió entonces? ¿Fue Jenny a conocerlos?

Así fue, contactó con todos ellos, teniendo una unión muy especial con Sonny. Por los detalles aportados, los recuerdos y las palabras, cada una de esas personas reconocen en Jenny a su auténtica madre. El sufrimiento en ella ahora se ha atenuado, el dolor por dejar a sus hijos pequeños se ha suavizado por que sabe que han sobrevivido, que son mayores, ancianos en realidad que han llevado una vida plena recordando a esa madre, Mary Sutton, quien lo dio todo por ellos.

Es difícil de creer, lo sabemos. Un relato asombroso que, a pesar de aceptar o no aceptar, sirve para hacernos pensar en el más allá. En esa dimensión que puede abrirse tras dejar este mundo, a menudo, cargado de sufrimientos. Y ahora, dinos ¿qué opinión te merece?

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Jenny y el hijo de Mary Sutton, Sonny

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