A lo largo de la historia hay muchos personajes famosos que han superado barreras físicas importantes para conseguir hacer lo que querían. A unos les salió bien y a otros no, pero a todos hay que reconocerles el gran valor que supone traspasar los límites e intentar cumplir lo que se proponían. En Supercurioso queremos hablaros de un personaje único: Juan I de Bohemia, el rey ciego que luchó en una cruzada, aunque os adelantamos que a él, no le salió bien.
Juan I de Bohemia, el rey ciego
Cuando oí hablar de este rey que no consintió que su ceguera le impidiese luchar en una guerra que consideraba justa, enseguida pensé en Garret, el protagonista de la película de la Warner Bros. «La espada mágica. En busca de Camelot». Sin embargo, dejando a parte la ceguera, los dos personajes no se parecen, exceptuando en sus ideales caballerescos. Acompáñanos a conocer quién era Juan I de Bohemia y por qué decidió luchar a pesar de su ceguera.
Juan I de Bohemia, conocido también como Juan el Ciego o Juan el Ciego de Luxemburgo, nació en 1296 y su fama le viene por haber luchado y muerto en la Batalla de Crécy, en 1346, a los 50 años, cuando llevaba más de 10 años ciego. Fue Conde de Luxemburgo, Rey de Bohemia y también Rey titular de Polonia. Fue el prototipo del ideal caballeresco que estaba de moda en el siglo XIV. Buscaba la gloria en torneos y batallas y tenía ideales políticos utópicos.
En 1344, Juan I participó en una cruzada que tuvo lugar en el interior de Europa. Combatió junto a los ejércitos cristianos del rey Luis I de Hungría. Aunque en este caso, el rey no participó físicamente en las batallas, sino que lo hizo como comandante y estratega. Lucharon contra los lituanos que eran paganos y ellos intentaban vencerlos para convertirlos al cristianismo. La cruzada fue un fracaso.
La ceguera le sobrevino al rey Juan cuando contaba 38 o 39 años y los oftalmólogos que han estudiado los archivos históricos del caso, no se ponen de acuerdo sobre cual era su patología. Unos creen que eran cataratas y otros que algún tipo de oftalmia. En todo caso, en los Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología puede encontrarse un artículo del oftalmólogo e historiador J.J. Noguera Palau, en el que este explica lo que sucedió con los médicos venidos para intentar curar al rey ciego. El primero de ellos, cuando notificó que no podía hacer nada por el monarca, fue arrojado al río metido dentro de un saco. El segundo, un reputado médico árabe, exigió un documento firmado conforme podría regresar a su ciudad aunque no pudiera ayudar al rey. El último que lo trató fue, en 1336, Guy de Chauliac, reputado cirujano que operaba las cataratas, decidió no operar al rey y simplemente le ofreció un opúsculo con consejos. El rey no quedó en absoluto satisfecho.
A pesar de su ceguera, no dudó en unirse al rey Felipe de Francia, contra los ingleses, en una de las batallas más decisivas de la Guerra de los Cien Años: la Batalla de Crécy. Juan se presentó en la batalla como correspondía a su nobleza y en medio del fragor del combate, ante la cobarde huida del rey francés, ordenó que lo condujesen al meollo de la batalla. Los dos caballeros que lo ayudaban como lazarillos ataron las bridas del caballo del rey a una de las suyas y el otro condujo al caballo.
Cuenta la historia que el rey ciego empezó a repartir mandobles a todos lados, hasta que ordenó a sus caballeros que avanzaran aún más acometiendo al enemigo. Su hijo, Carlos de Bohemia, huyó del campo de batalla lo mismo que el rey Felipe, pero lo siguieron príncipes y nobles, muriendo gran cantidad de ellos. Los ingleses, finalmente, ganaron la Batalla de Crécy.
Esta batalla se considera el fin del período de la caballería, y en ella murió Juan I de Bohemia, el rey ciego. Si te interesan los post sobre historia, quizá te interese leer: