Agnes Waterhouse tiene el desgraciado título de ser la primera mujer ejecutada por bruja en Inglaterra. En una época en la que reinaban el miedo y la incultura, cuando ocurría un suceso desgraciado, lo más fácil era culpar de brujería a alguna mujer que cumpliera los requisitos que ya os mencionamos en el artículo 8 rasgos por los que antiguamente serías bruja. A Agnes la ejecutaron en el año 1566 y esta es su terrible historia.
La terrible historia de la bruja Agnes Waterhouse y su gato Satanás
El caso de Agnes es especialmente curioso ya que, además de ser el primer caso en que se ejecutó a una mujer por brujería en Inglaterra, en él no intervino directamente la iglesia, fue condenada y ejecutada por un tribunal civil.
Agnes era también conocida como «madre Waterhouse» y fue acusada junto con otra mujer llamada Elizabeth Francis y su hija Joan. El juicio se celebró en Chelmsford, Essex, Inglaterra, en 1566. Los cargos contra las brujas fueron el causar la muerte del ganado y de algunas personas de los alredores.
Elizabeth reconoció tener un gato llamado Satanás, que éste era su «espíritu familiar» y lo había recibido de su madre y antes de su abuela. Tras 15 años de servicios se lo regaló a Agnes a cambio de un pastel. El gato le había hablado y prometido hacer cualquier cosa por ella a cambio de una gota de su sangre. La había ayudado a provocar abortos y matar personas, niños incluidos. Le explicó como utilizar a Satanás y que debía darle una gota de su sangre. Elizabeth para librarse de la horca continuó implicando a Agnes Waterhouse a través del gato. El gato había mudado en un sapo y finalmente en un perro con cuernos, viéndose estos animales implicados en varias desgracias en la zona.
La hija de Agnes, Joan, confesó haber invocado la ayuda del sapo, aunque negó tener nada que ver con el gato Satanás. Sus palabras ayudaron a condenar a las dos mujeres. También se contó con el testimonio de una niña de 12 años que dijo haber sido acosada por un perro negro con cuernos y que al preguntarle quien lo enviaba había señalado hacia la granja de Agnes. A pesar de que «madre Waterhouse» negó tener nada que ver con las muertes y la brujería, fue condenada a la horca por el tribunal. Elizabeth tuvo una pena de cárcel, aunque 13 años después sería igualmente ahorcada. Joan quedó libre.
Para evidenciar aún más la absurdidad del proceso que se abrió contra esta mujer, quedó registrada una confesión final en la que la pobre Agnes reconoció sus crímenes, la ayuda del gato/sapo/perro Satanás y explicó que, aunque rezaba a menudo, lo hacía siempre en latín ya que el gato Satanás le había prohibido hacerlo en inglés.
Este juicio conocido como «el juicio de Chelmsford» se considera un típico ejemplo de lo que era un juicio de brujas en la Inglaterra de la época. Se basaban en absurdidades y confesiones arrancadas a la fuerza y se hacía especial hincapié en la figura del familiar; en este caso el gato Satanás.
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