En Supercurioso sentimos especial fascinación por Leonardo Da Vinci, un genio sobre el que te hemos hablado en varias ocasiones y esta no podía ser menos.
Una historia para el canal de cocina
En la década de los ochenta apareció un manuscrito mimeografiado que contenía notas, recomendaciones y hasta recetas que bien podían atribuirse al gran Leonardo da Vinci (1452-1519), como en efecto se hizo. El texto es conocido como el Codex Romanoff y se supone que es una transcripción de un manuscrito original que se encuentra resguardado en el museo L’hermitage, en San Petersburgo (también conocida como Leningrado y Petrogrado), Rusia.
Considerado como el arquetipo por excelencia del hombre renacentista, Leonardo fue pintor, científico, escritor, ingeniero, filósofo, músico, urbanista, arquitecto, botánico, escultor e inventor, pero hasta hace pocas décadas no se sabía de esta curiosa faceta, que puedes encontrar detallada en el libro Notas de Cocina de Leonardo da Vinci, publicado por Planeta en 1999.
Un cocinero de muerte lenta
Según estas notas, su relación con el arte culinario fue tan tormentosa y apasionada como con las otras artes: se hizo cargo de la cocina en una taberna en Florencia después de morir misteriosamente envenenados los cocineros anteriores, pero sus recetas no tuvieron éxito; posteriormente intentó administrar otra taberna, esta vez asociado con Boticcelli, y este nuevo proyecto también fracasó; estando al servicio de Ludovico Sforza, gobernador de Milán, organizó la fiesta de la boda de éste con Beatrice D’Este, y para ello convirtió el patio del palacio en una tarta gigante, construida con masa y dulce de pastelería, dentro de la cual se haría la recepción; pero esto fue un desastre al atraer todas las ratas y aves de Milán. También se sugiere que Leonardo preparó venenos para los Borgia.
¿Suena increíble? Tal vez lo sea.
Un extraño manual de comportamiento
Según estas notas, Leonardo se propuso cambiar el comportamiento bárbaro y medieval de los comensales de la época, y para ello escribió una serie de normas de conducta entre las que destacan: no comer debajo de la mesa, si se va a vomitar abandonar el comedor, no comer de espaldas o encima de la mesa, no tomar comida del plato del vecino y tampoco golpearlo. ¿Realmente eran tan toscos los nobles italianos del Renacimiento? Y nuevamente tal vez la respuesta sea negativa.
Humor y malentendido a fuego lento
El museo L’Hermitage de San Petersburgo no posee ningún manuscrito denominado Codex Romanoff y el libro de Planeta es una traducción de una obra inglesa – Leonardo´s kitchen note books– escrita por dos historiadores, Shelagh y Jonathan Routh, con intención claramente humorística.
Los autores tomaron dibujos originales de Leonardo y les atribuyeron funciones de cocina, y de esta chistera sacan un sacacorchos para zurdos, un dispositivo para eliminar ranas del agua potable, asadores, una olla de presión e incluso llegan a proponer a Leonardo como posible inventor del tenedor de tres puntas (para comer pasta) y del cubito de caldo concentrado.
Sin embargo, el libro ha sido tomado en serio por numerosos lectores y hoy en día pueden verse en la red artículos y textos que lo citan como obra seria y difunden sus recetas y recomendaciones.
Realmente nada o muy poco se sabe de Leonardo como cocinero, aunque sí de su amor por los animales y de que éste lo llevó a hacerse vegetariano. Aunque, quién sabe, tal vez esto también sea una broma del gran Leonardo.
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