Azafrán. Delicada flor violácea de historia ancestral, cuyos finísimos estigmas han sido desde siempre, no solo un recurso maravilloso para la cocina, sino todo un tributo para la medicina, la belleza e indispensable además para numerosos rituales religiosos.

Se dice, que la propia palabra proviene del árabe: asfar (amarillo), aunque para otras fuentes la palabra azafrán derivaría en realidad del persa, «zarparan», al unir los términos «zar»  (oro) y par (pluma o estigmas). Sea como sea, lo interesante no es la etimología, sino todas las leyendas e historias asociadas a esta especia única y especial que tan cotidiana es en nuestros platos.

¿Te gustaría conocer más datos curiosos sobre ella?

Curiosidades legendarias sobre el azafrán

  • Los estigmas de la flor del Crocus sativus Linnaeus (azafrán) eran ya muy preciados en el Antiguo Egipto. Se disponen de textos antiguos donde se habla de cómo lo empleaba Cleopatra como esencia aromática y para realizar ofrendas en los templos.
  • Los médicos sumerios, por su parte, lo recetaban para combatir el insomnio. Era una medicina ascentral que se ofrecía por su singular olor y sabor. Los persas, por ejemplo, solían llenar sus almohadas con azafrán para obtener un buen descanso.

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  • A día de hoy se siguen conservando muchos testimonios artísticos de la época sumeria donde se afirmaba que el azafrán, curaba la tristeza. Además, existían curiosas pócimas de amor en las cuales, uno no tenía más que colgar en su cuello una bolsita con azafrán para conseguir así, enamorar a la persona deseada. ¡Muy curioso!
  • Los persas disponían de bellísimos jardines henchidos de la flor del azafrán. Exuberantes extensiones violáceas donde descansar la vista y deleitarse. Esta belleza estética se trasladaba también a sus platos, de forma que el acto de comer, debía convertirse también en un experiencia tan atractiva como mística.

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  • Nos vamos a Creta. ¿Sabes para qué utilizaban los cretenses el azafrán? Para elaborar cosméticos y para tintar la ropa. Tanto aquí como en Egipto, esta especia se consideraba casi un tributo de los dioses. A los egipcios, por ejemplo, les encantaba para realzar el bronceado de su piel y para elaborar exquisitos perfumes.
  • ¿Sabías que en el proceso de momificación también se utilizaba el azafrán? Así es, y un ejemplo de ello lo tenemos en durante el reinado de Ramsés II. En el proceso de momificación, se solía incluir esta especia justo en la última capa de tela de lino para teñirla, para ofrecerle un llamativo color dorado.
  • Se sabe que el responsable de extender la fama y el uso del azafrán, fue seguramente Alejandro Magno. Después de estar en Persia, no pudo evitar hablar de cómo esa especia mágica había curado sus cicatrices, de lo relajantes que resultaban los baños con azafrán y de lo atractivas que resultaban todas las comidas elaboradas con esa flor de los dioses.
  • Los fenicios, por ejemplo, solían llenar numerosos barcos con un sola carga: azafrán. En muchas épocas fue tan preciado como el oro o la plata. 

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  • ¿Sabías que a los romanos les encantaba bañarse cada día con agua mezclada con azafrán? Y no solo eso, también le añadían vino. Por su parte, las damas romanas solían perfilarse los ojos con esta especia. El azafrán, como ves, era parte indispensable de la cotidianidad de muchos pueblos.
  • Si te preguntas si el azafrán tuvo alguna importancia llegada la Edad Media te diremos que así fue. Y en especial durante las epidemias de peste. Se solía recomendar a la población que purificaran el aire quemando azafrán en la chimenea o esparciéndolo por el suelo. Aunque obviamente, solo podrían hacerlo las clases más elevadas.

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Resulta curioso y sumamente interesante conocer la larga tradición que esta pequeña flor, y sus estigmas, han tenido a lo largo de nuestra historia, saliendo del mundo de la cocina para llegar a dimensiones más místicas, e incluso mágicas. Si te ha gustado este artículo conoce también si es verdad que existe un quinto sabor.