Solemos asociar la flatulencia con mala educación, incontinencia, vergüenza y un tipo de humor infantil y grosero. Sin embargo, los pedos no siempre han sido objeto de tanto rechazo social y es posible seguir su rastro –u olerlos– hasta los inicios de la comedia en Grecia y Roma, en autores como Plauto y Aristófanes.
Pero realmente no hay que ir tan lejos en el tiempo para encontrarse con el que podría considerarse como el mayor artista de la flatulencia, el francés Joseph Pujol (1857-1945).
La flatulencia como arte EXISTE: Le pétomane
Joseph Pujol era uno de los cinco hijos del escultor y picapedrero catalán Francisco Pujol y de Rose Demaury, nacido en Marsella y donde comenzó a adiestrarse como aprendiz de panadero. Pero su vocación apuntaba en otra dirección, favorecida por una inusual habilidad para controlar los músculos abdominales y la emisión de gases orgánicos.
A los 30 años, en 1887, probó suerte montando un espectáculo en el que demostraba su extraordinaria habilidad y poco tiempo después fue descubierto por un productor, que lo llevó a París y le consiguió un espectáculo en el Moulin Rouge, donde su número, Le pétomane, se hizo internacionalmente famoso.
Pujol podía apagar una vela a varios metros de distancia, imitar sonidos de animales de una granja, lanzar un chorro de agua a más de cinco metros, e interpretar diversas melodías con un flautín, como La Marsellesa, el Claro de Luna u O sole mio.
La impresión del público solía ser de una incredulidad inicial que daba paso a una catarata de carcajadas que podía provocar asfixia –debido al uso del corsé– en algunas mujeres del público, por lo que había que tener camareras durante el espectáculo de Pujol, para auxiliar a las afectadas.
Entre las figuras más destacadas de su tiempo que presenciaron los actos de “el pedómano”, se encuentran Sigmund Freud y los reyes Eduardo VIII del Reino Unido –futuro duque de Windsor– y Leopoldo II de Bélgica.
Pujol eventualmente rompió con el Moulin Rouge, llevó su espectáculo de gira por varios países de Europa y África del norte y se presentó en la Feria Mundial de París, en 1900. Continuó con sus presentaciones en el teatro Pompadour, hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, en la que uno de sus hijos fue hecho prisionero y otros dos quedaron inválidos. Tal vez éstos fueron sus motivos para retirarse del espectáculo y volver a Marsella, donde viviría como panadero hasta su muerte, en 1945.
Esta histórica etapa del arte de usar gases para entretener y hacer reír, la de la vida de Joseph, coincidió con el uso de otros gases menos hilarantes, como el gas mostaza, que tantas muertes causó en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, o los gases usados en los campos de exterminio nazis de la Segunda Guerra.
Queremos dejarte dos vídeos muy cortos, uno de 1900, mudo, y otro de una grabación a varios de sus «ruidos»:
Y aquí está el segundo, de 1904:
El arte tiene caminos muy diversos y curiosos, como habrás visto. Por ello, te invitamos a leer un artículo sobre extrañas instalaciones artísticas, ¿Seguro que es arte?
Imágenes: Wikipedia