Lo advertimos. Esta historia tiene mucho de curioso, pero también algo de escabroso. Es posible que el título ya te haya inquietado: ¿el forajido que se convirtió en un par de zapatos? En efecto, así es, y te aseguramos que no hay nada sobrenatural en este relato, que su protagonista no sufrió ninguna combustión espontánea ni nada que la ciencia no pueda explicar con certeza y objetividad.
El protagonista de este artículo es George Parrot, más conocido como Big George o simplemente «nariz larga», y para conocer todos los detalles, hemos de viajar hasta el lejano oeste…
Big George, el hombre que acabó convertido en un par de zapatos
Estamos en el Oeste, corría el año 1878 y una de las bandas de forajidos más conocida de esta época era la liderada por Sim Enero. Entre sus secuaces, estaba nuestro protagonista, Big George, aunque también contaba con muchos más nombres: George Francis Garden, George Manuse o George Curry. La especialidad de este grupo, que traía de cabeza a todas las autoridades, era el asalto a trenes y el robo de caballos. Aquel año ya llevaban varios crímenes brutales a sus espaldas, entre cuyas víctimas se encontraban, por ejemplo, el ayudante del sheriff de Wyoming o uno de los agentes del tren «Union Pacific», al cual asesinaron después de intentar volar la linea férrea.
Algo no salió bien en este golpe, los operarios descubrieron los explosivos en las vías y dieron la voz de alarma, no sin evitar que la banda de Sim Enero escapara con varios rehenes, a los cuales, acabaron asesinando también.
Tras aquello, tras aquella matanzas, las cabezas de Big George y el resto, alcanzaban ya cifras increíbles, conviertiéndose en poco tiempo en esas «piezas» que todo caza recompensas ansiaba conseguir, ya fueran vivos o muertos, puesto que tampoco importaba con tal de poner fin a las fechorías que solían cometer a lo largo de Wyoming o Montana.
Probablemente, el más ingenuo de todos ellos fuera el propio Big George, alias «nariz larga». Amante de las fiestas y del alcohol, cometió el mayor error de su vida al entrar a un salón de Montana y, llevado por la ebriedad, empezar a alardear de todas sus fechorías. Y no se dejó ninguna. Tanto fue así, que ni un tribunal le hubiera sacado una mejor declaración de culpabilidad que la que dio él, libremente, entre vaso y vaso. El sheriff no tardó en llegar y con él, el juicio.
Fue condenado a la horca, pero te sorprenderá saber que aún tuvo tiempo de matar a dos personas más tras intentar escapar de la cárcel en la que estaba. No obstante, no le sirvió de nada, al contrario, la rabia con la que ejecutaron a Big George fue aún más intensa, más brutal.
Esta historia hubiera pasado a formar parte de la biblioteca de lo anónimo si no fuera por lo que ocurrió después. Algo sorprendente… Y escabroso. John Osborn era el médico que bajó a George de la horca al cabo de varias horas, y quien decidió quedarse con el cadáver, en vista de que ningún familiar lo reclamó. Pero, ¿por qué razón? Te preguntarás. Interés científico. Deseaba conocer el origen de la «maldad humana, de la violencia y del crimen». Para ello, cortó con una sierra la cabeza de Big George de una forma muy tosca, extrayendo después el cerebro. Se dice que con la base del cráneo hizo un cenicero y que, además, modeló en yeso el rostro del forajido.
Lejos de obtener una información clara o concluyente del cerebro de Big George, lo acabó desechando para quedarse entonces con la piel del cadáver. ¿Sabes lo que hizo con ella? La mandó a Denver, a una empresa de curtir pieles para que le elaboraran una bolsa de médico… y unos zapatos.
Puede que te preguntes de nuevo por qué razón este médico llevó a cabo dichas incomprensibles acciones. ¿Fetichismo? ¿Un modo de seguir castigando el recuerdo del forajido? Lo desconocemos por completo, pero quizá por ello, por la incomprensión del dato y por lo escabroso de esta historia, es por lo que ha adquirido fama. Y por ello, hemos querido traértelo hoy en Supercurioso. Ahora dinos, ¿cuál es tu opinión?
Si te ha gustado este artículo, descubre también a los 5 peores asesinos en serie de la historia.