Algunos lugares en el mundo son considerados malditos por sus habitantes o vecinos. En Supercurioso os hemos hablado de varios de ellos como Dudleytown, el pueblo de los malditos o el bosque de los suicidios de Japón. En este caso se trata de una isla maldita. La mencionamos en el artículo sobre el Blokula, el prado donde el diablo celebra sus aquelarres, y se llama Bla Jungfrun. ¡Acompáñanos a conocerla!
La isla maldita de Bla Jungfrun
La isla de Bla Jungfrun se encuentra en el Mar Báltico, en el estrecho de Kalmar y pertenece a Suecia. También se la conoce como Blakulla, y Blakulla o Blokula es el nombre que recibe el prado en el que el diablo celebra sus aquelarres el Jueves Santo. La isla no está poblada y sus únicos habitantes son unos pájaros llamados «arao aliblanco», los conejos y los murciélagos.
El nombre de Bla Jungfrun, que quiere decir «Virgen Azul», según la tradición se lo pusieron los marineros para congraciarse con los espíritus malignos que habitaban en la isla. Lo hombres del mar evitaban desembarcar en ella pues creían firmemente que estaba maldita, ya que el diablo tenía su casa en ella. Se explicaban casos de hombres que se adentraron en la montaña y jamás volvieron o lo hicieron con la memoria perdida y la mente trastornada. La isla de tan solo 0’7 km2 tiene varias cuevas, cosa que contribuía a aumentar el temor de los marinos. La creencia más extendida es que las brujas llegaban a la isla volando desde todos los lugares para cumplir sus obligaciones con el maligno y pasar con él el Jueves Santo, que era su día de descanso.
Una de las curiosidades de la isla es un inmenso laberinto de piedras, compuesto por quince círculos, del que se desconoce tanto su origen como su finalidad. Sobre él pesa una maldición: la persona que retire una de las piedras que forman el entramado laberíntico, será víctima de la mala suerte hasta que la devuelva a su lugar. La ciudad de Oskarshamn, a la que pertenece administrativamente la isla, recibe cada año piedras que fueron sustraídas y que suelen ir acompañadas de cartas en las que se explican las desgracias que sufrieron los «ladrones». En 2004 un ferry transportó a la Bla Jungfrun 160 piedras robadas que habían sido devueltas.
Hoy en día, la isla es uno de los parques nacionales suecos más famosos. Eso sí, no se puede encender fuego en ella, ni pasar la noche en la isla… ¿De qué tienen miedo?
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