La llamada «niña-bruja» de Liguria tenía poco más de 13 años cuando falleció. No se sabe con certeza cuál fue la causa de su muerte, pero lo que sí intuyen los arqueólogos es que la comunidad de la que formó parte esta adolescente, en la Italia del siglo XV, le tenía miedo. Mucho miedo.
La forma en que fue enterrada y la pesada lápida que cubría su lecho de muerte, ha hecho intuir a los expertos que esa muchacha debía tener tremendamente algo especial a la vez que terrorífico, para que los suyos le dieran ese tipo de sepultura, y más en una zona santa y estratégica dentro de la bella ciudad de Liguria.
Otro hecho singular a tener en cuenta es que la noticia sobre el hallazgo de la llamada «niña-bruja» aconteció en 2014, pero el año pasado se halló un segundo cuerpo del mismo periodo. Otra muchacha, pero cuya historia y final parece ser algo más oscuro.
Te contamos ambas historias. Dos relatos aún con muchos vacíos que los expertos intentan llenar con pruebas científicas e históricas. Dos «niñas-bruja», muchachas rechazas por los suyos, cuyas tristezas y penurias sólo podemos adivinar.
La misteriosa tumba de la «niña-bruja» de Italia
El equipo del instituto Pontificio de Arqueología, liderado por el investigador Stefano Roascio, nos dice que es un enterramiento muy poco corriente. Estamos en Albenga, en la región italiana de Liguria, aquí donde se halló un primer cuerpo en el 2014. Era el de una niña de 13 años cuyos restos estaban boca abajo, con la cabeza pegada al suelo de forma que la boca quedara en contacto con la tierra.
Los antropólogos nos dicen que este modo de sepultar a las personas tenía una finalidad muy concreta: evitar que el alma de esa persona enturbiara el mundo de los vivos. Era «un alma impura». Los investigadores quedaron muy sorprendidos porque este tipo de enterramientos se ven mucho en Bulgaria o en esa Europa del Este, donde las personas que eran consideradas brujos o vampiros eran sepultados de forma similar:
- Boca abajo.
- Con piedras o ladrillos en la boca.
- Decapitados.
- Enclavados en el suelo mediante hierros o estacas.
La mayoría de estos hallazgos tenían como protagonistas cuerpos adultos, tanto de hombres o mujeres que habían sido rechazados por sus vecinos hasta el punto de darles muerte para, después, poner en práctica esos ritos con los que proteger a la comunidad. El Mal debía contenerse, el alma de ese «ser» debía quedar aferrada al cuerpo siguiendo unas prácticas concretas.
Ahora bien… ¿qué había hecho esa niña para ser considerada maligna? Los primeros análisis del resto de la muchacha revelaron varias cosas. La primera fue su edad, entre 12 y 13 años. La segunda, que padecía una anemia muy fuerte. La hiperostosis porótica en el cráneo demostró que sufría un tipo de enfermedad grave, a causa de la cuál debían ser muy comunes las hemorragias. Si a ello le sumamos el aspecto pálido y febril, ello explica sin duda que los suyos le tuvieran miedo, que su imagen física pudiera causar inquietud, miedo y rechazo. La consideraron «bruja» o incluso, ¿por qué no?, un vampiro. Aunque nada de esto puede demostrarse todavía, sólo intuirse.
Estábamos en el siglo XV, época de oscurantismo en la que la palabra «brujería» corría con arbitrariedad por esas mentes cerradas, dotadas de un radicalismo religioso donde cualquier matiz fuera de lo normal, incluso la enfermedad, era rápidamente enjuiciado como diabólico.
La niña-bruja de Liguria se hallaba en camposanto, muy cerca de la iglesia del Mártir San Calocero, abandonada hace ya más de 500 años. Ahora bien, si este hecho ya nos parece tan triste como impactante, aún lo es más saber que solo un año después, cerca de este enterramiento se halló otro cuerpo. Era una segunda muchacha algo mayor que la primera, de unos 17 años. Su cuerpo estaba en peores condiciones porque había sido quemada. La orientación de sus restos respondían a la misma posición que la niña-bruja, es decir, boca abajo.
Se sabe que la quemaron viva y que más tarde fue enterrada con piedras sobre su cuerpo. Estamos, nuevamente, ante un acto de castigo, ante una práctica violenta contra esas mujeres acusadas de brujería injusta y cruelmente.
De momento se desconoce si estas dos jóvenes tenían algún vínculo, de hecho tampoco se ha concluido si compartieron un mismo instante temporal o si entre ellas hay una distancia de algunas décadas. No obstante, no falta quien especula que tal vez fueran hermanas. Estaremos pendientes de nuevas informaciones que compartir contigo sobre las niñas-bruja de Liguria.
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