Seguramente te habrá ocurrido alguna vez: vas conduciendo por una carretera recta, bien pavimentada, con poca circulación y sin que ocurra nada destacable a tu alrededor, cuando, de repente, pareces despertar como de un trance y te es imposible recordar que ha pasado en los últimos segundos. Has sido víctima de la extraña y peligrosa «hipnosis de la carretera».
La extraña y peligrosa «hipnosis de la carretera»
El primer informe sobre este fenómeno se remonta a 1921, pero no volvió a estudiarse en profundidad hasta 1940. Actualmente se conceptúa como un estado mental en el que caemos como consecuencia de que el patrón de movimiento y estímulos durante la conducción es absolutamente predecible. Se ha comparado a conducir en modo «piloto automático». No ocurre únicamente en automóviles, sino en cualquier vehículo a motor. Se conoce también como «hipnosis de la autopista» o «fiebre de la linea blanca».
Entre las circunstancias que aumentan las posibilidades de que caigamos en la hipnosis de la carretera está el cansancio, que altera la manera como la información llega de manera consciente a nuestro cerebro. El profesor Meehan de la Universidad de Michigan afirma que cuando sufrimos esa «hiponosis», la actividad cerebral es más lenta y disminuye la frecuencia con que las diferentes partes del cerebro se comunican entre si. Otros motivos que facilitan la hipnosis de la carretera son hacer recorridos habituales en los que no hay que prestar atención a las señales de tráfico, circular por vías muy rectas en las que sin querer fijamos la vista en un punto lejano, el aburrimiento del conductor o la facilidad de la conducción. Por la noche es más fácil caer en ella, ya que la falta de visibilidad suele llevar a que nos fijemos en las lineas blancas, ya sea del arcén o del centro y esto hace que caigamos con más facilidad en esta extraña hipnosis.
Los especialistas no se ponen de acuerdo en como son las reacciones cuando estamos en ese estado. Una minoría afirma que se está en un estado de relajación parecido al que se alcanza en la meditación y que la reacción ante un suceso inesperado sería igual que en estado normal, ya que el subconsciente permanece alerta. La mayoría, sin embargo, creen que es un estado peligrosísimo ya que los tiempos de reacción son más lentos, aumentando la posibilidad de sufrir accidentes.
La persona que lo sufre no es consciente de su estado hasta que por otro vehículo o un bache, por ejemplo, lo interrumpen. En un estudio de 1978 se detectó que una de las maneras en que una persona entra en ese trance es la falta de estímulos visuales diferentes. La monotonía de una carretera hace que nuestros ojos se acostumbren; miramos pero no observamos. Nuestros ojos, aún mirando a un punto fijo, efectúan pequeños movimientos como respuesta a estímulos visuales, ya que están atentos a todo lo que ocurre. Cuando estamos afectados por la hipnosis de la carretera los ojos siguen un patrón básico de intención de movimiento y si este no varía no avisan al cerebro. Un paisaje que prácticamente no cambia, a través de la vista, podría ir poniéndonos poco a poco en ese estado. Actualmente se está estudiando un aparato que controle las ondas cerebrales y avise en caso de desconexión por hipnosis de la carretera.
¿Te ha ocurrido alguna vez? ¿Crees que es realmente peligroso? Si te ha gustado este artículo, quizá quieras saber más sobre la hipnosis leyendo el post: 11 Cosas que no sabías sobre la hipnosis.