Clara Bow nació en 1905 y fue una de las primeras sex symbol del mundo del cine. Sus inicios en la gran pantalla nos obligan a retroceder a esa época en que los actores y actrices debían ser maestros de la expresividad, dado que aún no existía el sonido, y las imágenes discurrían en el siempre evocador blanco y negro.
Clara fue la primera chica «IT» es decir, una estrella capaz de seducir tanto a hombres como mujeres, tenía magnetismo y un aire trágico inscrito en su mirada que contaba una historia que casi nadie conocía ni podía adivinar dado su éxito.
No obstante, tal y como ella mismo dijo una vez «no podía confiar en la vida, porque ésta, le hizo demasiado daño cuando aún era una niña».
La triste historia de la primera sex symbol: Clara Bow
Clara Bow sigue siendo a día de hoy, una referencia en cuanto a moda y estilo. Algo que atraía de ella era su dualidad, su originalidad para enfundarse en papeles masculinos como «boxeadora», «corredora de coches», «soldado»… Su aire femenino y su espíritu descarado atraía a todo Hollywood y a las revistas de moda.
Siempre estuvo agradecida a la industria del cine por la gran oportunidad que le dieron, por sacarla de la noche a la mañana de la vida en que se hallaba enfundada desde su infancia. Con poco más de 17 años envió dos fotografías a un concurso de una revista de cine, dejando al jurado tan impactado por esa belleza tan natural a la vez que enigmática, que los papeles no tardaron en llegarle.
En 1925, consiguió su primer papel importante para una película titulada «Días de colegial». La fama la abrazó desde el primer momento, y lo que hizo Clara al instante, fue llevarse a su padre con ella a Hollywood. No obstante, el resultado fue lamentable: la única familia que Clara tenía en el mundo, era un alcohólico, una persona violenta que además de humillarla y agredirla en todos los sentidos desde que fue una niña, hizo de esos primeros años en el cine todo infierno.
A lo largo de la carrera de Clara Bow, siempre se intuyó su tristeza, ese pesar que la abocaba a pasar épocas de grandes altibajos emocionales, que la llevaron al borde del suicidio en varias ocasiones. Eran muy pocas las personas que conocían su historia:
Clara nació en un barrio de Brooklyn en una familia muy pobre. Su madre era prostituta y tenía graves problemas mentales. Era la tercera hija de la familia, pero sus otros hermanos fallecieron a los pocos años, de forma que, su madre, pensando que Clara también acabaría muriendo, ni tan sólo se molestó en sacarle un certificado de nacimiento.
Su padre abusaba de ella, y durante toda su infancia vivió con la vergüenza de ser señalada por todos los vecinos por sus vestidos harapientos y por esos progenitores tan indeseables. La fama, la riqueza, el ser admirada, deseada y reconocida por todos los medios, por curioso que parezca, nunca le dio la felicidad. Vivió siempre con un gran vacío en el corazón y con recuerdos muy oscuros en su mente. Tanto fue así, que acabó siendo sometida a numerosas terapias de electroshock, algunas de ellas tan intensas que acababa perdiendo la memoria y la agilidad para poder recordar los guiones y mantener la soltura ante las cámaras.
Tuvo una larga «colección» de amantes, se casó y tuvo hijos, pero según ella misma decía, «cuántos mas hombres conocía más quería a su perro». Fue una estrella que brilló con el fulgor de la tristeza y que se eclipsó con la llegada del sonido al cine y del color. Decían de Clara que era mucho más atractiva sin voz, que su misterio quedaba demasiado expuesto cuando la gente escuchaba su acento de Brooklyn o cuando su rostro se veía en color.
Clara Bow era la seducción en los años en que el cine despertaba al glamour, pero no resistió a la llegada del Technicolor. Falleció de un ataque al corazón con 60 años.
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