Historias de fantasmas hay muchas. Todos conocemos más de una e incluso puede que tengas tu favorita, esa que siempre cuentas en alguna reunión con tus amigos. Ahora bien, lejos de creer o no las supuestas apariciones fantasmales, lo que se esconde detrás de estos relatos es casi siempre, una historia triste.
Y la del fantasma del cementerio de Resurrection, en Chicago es una de ellas. Tiene ese componente melancólico que tanto nos gusta y esa pincelada de leyenda urbana, que ya ha hecho más que conocido al fantasma de la dulce Mary…
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Mary «Resurrection» el fantasma del cementerio de Chicago
Mary era muy joven, de rostro delicado, rubia y de ojos azules, parecía tenerlo todo por delante aquella noche en que acudió al baile del instituto junto a su novio. No obstante ocurrió algo de lo más habitual entre todas las parejas: discutieron.
Mary le dijo a su chico que lo dejaba, que se marchaba a casa. Él se ofreció a llevarla en el coche, pero la muchacha no quería estar ni un minuto más con el joven, así que simplemente, empezó a andar y andar. No le importaba que fuera invierno, que hiciera frío ni que lloviera, Mary, sólo deseaba volver a casa cuánto antes. Pero la verdad es que no llego. Nunca llegó. Y de ahí su tragedia, su pena desconsolada.
Justo cuando se encontraba en la avenida Archer (muy cerca del cementerio) un coche la embistió brutalmente. Después, el conductor se fugó sin atender a Mary, sin preocuparse por si estaba viva, por si necesitaba ayuda… Nunca pudieron dar con él. Fueron los propios padres de Mary quienes se encontraron a su hija al día siguiente tras estar horas y horas buscándola.
El impacto fue devastador. Se dice que la enterraron con un vestido muy similar al que llevaba cuando murió, esos que tanto le gustaban: un traje blanco de volantes, con zapatos de tacón y unos lazos decorando su bonito cabello. Estábamos en 1930.
Las primeras apariciones, o al menos las que se tienen registradas con nombres y apellidos, acontecieron en 1939. Jerry Palus era un chico que informó alarmado a la policía un relato difícil de creer para los agentes. Al salir de un baile en Liberty Grove, una chica vestida de blanco se le acercó para pedirle que la llevara a casa. Era muy bonita y parecía como perdida, así que accedió, la condujo a lo largo de la Avenida Archer, pero al pasar por delante del cementerio «Resurrección», la chica, desapareció de su coche.
En 1976, los trabajadores del cementerio afirmaron haberla visto salir de su tumba y avanzar hasta el enrejado, mirando con aire melancólico esa avenida donde había perdido la vida. Segundos después, despareció dejando las marcas de su mano en las rejas del cementerio, como grabadas a fuego. No obstante, para los policías que investigaron el incidente, aquellas marcas no eran más que las rozaduras de un camión o un coche. Algo extraño, sin duda.
A partir de los años 80 hasta los 90, las apariciones de Mary fueron constantes a lo largo de toda esta zona. Se convirtió poco a poco en el clásico fantasma de carretera, esa chica espectral que pide ser llevada y que desaparece a los poco segundos del interior de los coches, como el humo triste que se desvanece por una ventana abierta.
De ahí, que a día de hoy se la conozca como «Mary Resurrection» por ese cementerio donde es frecuente verla de vez en cuando, como esa sombra melancólica que se lamenta por una vida que le fue arrancada demasiado pronto.
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