En Supercurioso te hablamos una vez de las arenas movedizas, tantas veces catalogadas de peligrosas. No obstante, sí hay unas arenas que deberían hacerte estremecer son las «viajeras del Sahara». ¿Nos acompañas a conocerlas?
Las verdaderas arenas movedizas
Cuando se habla de migraciones enseguida pensamos en humanos y animales: bandadas de aves cruzando los cielos del mundo, miles de antílopes atravesando las sabanas africanas, cardúmenes impresionantes de peces enfrentando a sus depredadores para cumplir con el ciego e implacable instinto reproductivo.
Pero no sólo los seres vivos realizan grandes desplazamientos, también los elementos inorgánicos como el agua, el aire y el polvo realizan viajes de extraordinarias distancias, que influyen en la dinámica de nuestro planeta.
Es el caso de las arenas del Sahara, el tercer desierto más grande del mundo, después de la Antártida y el Ártico, que además de formar dunas y desplazarse en forma de grandes tormentas por todo el norte de África, envía sus arenas a grandes alturas, a la vecina Europa y, después de cruzar el Atlántico, al continente americano.
Polvo es
El Sahara es considerado como el mayor productor de polvo de la Tierra, al aportar a la atmósfera cerca de 200 millones de toneladas al año, que eventualmente se depositan en mares y al menos tres continentes.
Este “desierto flotante” afecta al clima mundial: puede acentuar sequías o potenciar tormentas y huracanes.
Es posible saber de qué parte del Sahara proviene determinada capa de polvo gracias a su composición. Generalmente está compuesto de óxidos y carbonatos, materiales comunes en toda la superficie terrestre, pero también pueden contener elementos favorables para las plantas, como el fósforo.
De estos polvos se forman estos lodos
En años recientes, gracias a satélites de seguimiento meteorológico se ha podido estudiar con mayor detenimiento el viaje de las arenas saharianas a través del océano Atlántico hasta las selvas del Amazonas.
Se ha estimado que viajan de 22.000 a 60.000 toneladas de arenas provenientes del lecho de un antiguo lago en Chad, que contiene microorganismos llenos de fósforos. Este polvo, originario de uno de los lugares más estériles del planeta, fertiliza los suelos amazónicos y compensa en parte por los nutrientes que se pierden con la erosión y las lluvias en Sudamérica anualmente.
La región de Chad, donde se inicia el viaje de estas partículas de arena, es conocida como Depresión de Bodélé y los especialistas estiman que esta región ha perdido al menos cuatro metros de suelos.
Esta relación entre una de las zonas más áridas del planeta y una de las más húmedas es apenas otra muestra de la íntima unidad de todos los elementos que conforman nuestro planeta.
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