El temor a los cementerios es común, probablemente debido a que nos intimida la idea de que la muerte ronda en estos lugares. Puede ser que tengamos miedo a encontrarnos con algún fantasma, espectro o cualquier ser espeluznante, pero ¿qué dirías si pudieras ver los esqueletos de las miles de personas que descansan en él? Puede sonar descabellado pero la oportunidad existe, sólo hace falta visitar este particular “museo”.
La historia de las Catacumbas
El problema de superpoblación de los cementerios en algunas regiones de París, Francia alrededor del siglo XVIII, era sumamente crítico. En ese tiempo sólo los ricos podían costearse entierros en el cementerio central, por lo que los muertos pobres eran enterrados en una especie de fosa común, cuando estas fosas se llenaban sólo eran cubiertas y reconstruidas una sobre otra, por lo que la descomposición de los cadáveres se aceleraba y el hedor que desprendían comenzaba a inundar las calles, trayendo consigo epidemias y enfermedades a los ciudadanos.
Los habitantes de esta región comenzaron a reprobar dicha práctica y para finales de siglo, el teniente Alexandre Lenoir tuvo la idea de utilizar un viejo sistema de minas que se extendía a lo largo de la “Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy” (Avenida del Coronel Henri Rol-Tanguy) donde solía extraerse piedra caliza, destinada para la construcción de grandes monumentos y edificaciones.
“Les Carriéres de Paris” (Las canteras de Paris) fueron utilizadas para formar las famosas catacumbas, siendo establecidas por el teniente general de la policía, Thiroux de Crosne, y el inspector general de las minas Monsieur Guillaumont, en 1786.
La consumación de una tétrica idea
Los restos que habían sido trasladados a las minas en Agosto de 1788, provenían del cementerio de “Saint Nicholas des Champs” y pertenecían a las muertes que tuvieron lugar en los disturbios de Place de Créve, el Hotel de Brienne y Rue Mesiée.
Se necesitó aproximadamente un año para terminar de trasladar los cuerpos hacia su último lugar de descanso, actividad que se llevaba a cabo durante las noches; los carruajes habían logrado transportar alrededor de 6 millones de cuerpos, finalizando el proyecto en el año 1870.
La cultura de París, naturalmente, exige utilizar los elementos de su ambiente como formas distintas de arte, debido a esto los encargados del proyecto atinaron a realizar murales, altares, cruces y demás figuras peculiares con los restos humanos. La serie de cráneos y huesos dan forma a un sistema de túneles subterráneos de aproximadamente 300 kilómetros, donde las inmensas murallas de huesos de distintas épocas han formado un pasadizo muy interesante de ver.
El misterio en las profundas calles de París
Actualmente, sólo cierta parte de estos túneles se encuentra abierta al público, pues se descubrió que se llevaban a cabo rituales de magia negra dentro de las catacumbas, por esto el lugar no se considera uno de los sitios turísticos más visitados de la región.
Se dice que existen algunas entradas a los alrededores de la Avenida que permiten el acceso a todos aquellos curiosos que desean ver más de lo que la visita guiada les puede proporcionar.
Es bien sabido que, en este lugar se estableció parte del grupo de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, quienes aprovecharon el lugar como escondite.
Hay personas que afirman haber tenido experiencias sobrenaturales al visitar este recinto, tales como apariciones, la sensación de que alguien los observa o los sigue durante su recorrido.
Podría tratarse de alguna superstición o tal vez las almas de los difuntos no han encontrado descanso. ¿Tú qué opinas? ¿Te gustaría adentrarte a las profundidades de este sitio? Cuéntanos qué opinas de este tétrico cementerio.
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