La historia de las hermanas Fox espiritistas y médiums, no deja de ser sorprendente, cuando menos. Creas o no en el espiritismo, seas escéptico/a o creyente, es un tema interesante que bien vale la pena tratar en nuestra página.
Las tres hermanas Fox espiritistas del siglo XIX
El siglo XIX propició la aparición del espiritismo moderno, con las ideas del australiano Franz Anton Mesmer –un hipnotista del siglo XVIII que proponía que todo en el universo, incluyendo el cuerpo humano, era gobernado por un “flujo magnético”, susceptible de desequilibrarse y causar enfermedades– y del sueco Emanuel Swedenborg, también del XVIII, filósofo y místico que describió el más allá como un lugar con tres cielos, tres infiernos y un “destino ínterin”, el sitio donde todo el mundo va inmediatamente después de morir; él afirmó haber visto y hablado a espíritus en todos los planos.
De modo que hubo un ambiente favorable para que Andrew Jackson Davis, conocido también como el “san Juan Bautista del espiritismo moderno”, combinara estas dos corrientes y asegurara que el espíritu de Swedenborg se había comunicado con él durante sesiones de trance hipnótico… En 1847 escribió en su diario:
“Al aparecer la luz del día de esta mañana, un aliento cálido rozó mi cara y oí una voz, al tiempo tierna y potente, que me dijo: ‘Hermano, el buen trabajo ha comenzado, he aquí una demostración de lo que ha nacido’”.
Ese mismo día las hermanas Fox espiritistas, sin saberlo, canalizaban por primera vez a espíritus en su dormitorio.
En Hydesville, Nueva York, unas adolescentes de 14 y 11 años escuchaban repetidos golpes en las paredes, así como en los muebles, que parecían moverse. Tan grande fue el revuelo que causaron, que un vecino fue a comprobar por sí mismo, sirviendo de primer espectador: en el pequeño cuarto que ambas hermanas compartían con sus padres, Margaret (la madre) hizo la demostración.
“Si eres un espíritu, toca dos veces”, y de las paredes parecía salir el sonido de dos golpes; “ahora cuenta hasta cinco”, y sonaban cinco golpes. “Dínos tu edad”, y se oyeron 31 golpes seguidos. “Si eres un espíritu herido, demuéstralo con tres golpes”, y sonaron tres. Supuestamente, allí estaría enterrado un hombre de 31 años, asesinado.
Ésa fue la primera vez que un espectáculo espiritista tuvo tanto éxito; sin embargo, la familia Fox abandonó la casa y los padres enviaron a las pequeñas Maggie y Kate a vivir con su hermana mayor, Leah, ya casada, que vivía en Rochester. Aquí, la fama de las hermanas volaría como pólvora, sobre todo a raíz de que algunos vecinos quisieron ver de cerca si en verdad se trataba de médiums y no de estafadoras.
Isaac y Amy Post, una pareja de Rochester, habían perdido recientemente a su hija, y según ellos, lograron comunicarse con el espíritu de la pequeña a través de las hermanas. Frente a esto, los Post alquilaron la sala más grande del pueblo y las hermanas Fox espiritistas, se presentaron ante 400 personas, que querían escuchar aquellos misteriosos ruidos; luego, la propia señora Amy acompañó a las chicas a una habitación privada, donde se desvistieron y fueron examinadas a fondo por un comité de escépticos, que no pudieron encontrar evidencia alguna de trampa.
Cuando se enteró de este incidente, Andrew Jackson Davis invitó a las hermanas Fox a Nueva York, para presenciar en persona las capacidades de médium de las chicas; cada vez un mayor número de estadounidenses abrazaba el espiritismo.
Fueron muy famosas, y hasta el conocidísimo P.T. Barnum las acogió en una casa de su propiedad, y facilitó sus presentaciones en su renombrado circo. En Nueva York recibieron buena y mala publicidad: la revista Scientific American se refería a ellas como “las golpeadoras espirituales de Rochester”, en clara alusión a los sonidos que se escuchaban en sus sesiones; pero tuvieron salas repletas en funciones de las 10 de la mañana, 5 y 8 de la noche, y ocasionales funciones privadas.
La entrada costaba un dólar, y asistían personalidades relevantes de la sociedad neoyorquina, como Horace Greely, el editor del Tribune de Nueva York, o James Fenimore Cooper, o el abolicionista William Lloyd Garrison, que presenció una sesión en la que los espíritus sonaron al ritmo de una canción popular y dejaban un mensaje: “el espiritismo obrará milagros en la causa de la reforma”.
Mientras Leah quedaba en Nueva York, Maggie y Kate llevaron su espectáculo a otras ciudades –Cleveland, Cincinnati, Washington, Filadelfia–. Fue en esta última donde Maggie enamoró al explorador Eliseo Kent Kane, que aunque la consideraba un fraude no pudo demostrar nunca cómo se hacían los ruidos. La cortejó y luego se casaron; ella era 13 años menor, y aceptó retirarse de lo que él consideraba una vida de engaños.
Al poco tiempo Eliseo murió y ella, en honor a su memoria, se convirtió al catolicismo. El duelo la guió a la bebida, y se mantuvo alejada del espiritismo. Por su parte, Kate se casó con un espiritista devoto y continuó desarrollando sus habilidades de médium: podía traducir y comunicar dos mensajes de espíritus simultáneamente, escribir de forma inversa y utilizar tarjetas en blanco donde las palabras parecían surgir espontáneamente. Tuvo mayor éxito, durante y después de la Guerra Civil estadounidense, cuando las personas afligidas acudían a ella para comunicarse con sus seres queridos fallecidos.
Fue tanto el trabajo que se vio agobiada, y también comenzó a beber. El 21 de octubre de 1888, el New York World publicó una entrevista de Maggie, donde ella anunciaba públicamente que el espiritismo era un fraude –dicen que por la exclusiva, ella obtuvo 1.500 dólares–. Sin embargo, ciertas fuentes indican que la rabia hacia su hermana Leah y otros líderes espiritistas fue el motivo de aquella declaración. Tanto Leah como los otros habían hostigado y humillado en público a Kate por su problema de alcoholismo, e incluso la acusaron de ser incapaz de cuidar de sus hijos pequeños.
Así explicó Maggie lo que hacían: “Katie y yo éramos muy pequeñas cuando se inició este funesto engaño. Atábamos una manzana a una cuerda y halábamos arriba y abajo hasta que se caía al suelo, haciendo un ruido; también manipulábamos nuestros nudillos y las articulaciones de manos y pies, y éstas hacían sonidos peculiares. Si le dices a alguien que hay un espíritu y haces sonar los huesos de tus pies, esa persona creerá que en verdad hay un espíritu”. Y lo demostró quitándose un zapato y poniendo el pie en un taburete de madera, sobre el cual sonaron golpes cortos.
Fue un verdadero escándalo, y más al afirmar que Leah supo todo el tiempo el truco y que las había explotado. La prensa calificó el acto como “un golpe de muerte” para el espiritismo. Sin embargo, Maggie se retractó un año después de su confesión, lo cual generó un gran rechazo en el medio.
Nunca se reconcilió con Leah, que murió en 1890. Kate murió en 1892, en medio de una borrachera, y Maggie lo hizo ocho meses después, en 1893. Ese mismo año algunos espiritistas formaron la Asociación Nacional Espiritista. En 1904, unos chicos que jugaban en la vieja casa de infancia de las hermanas Fox espiritistas, descubrieron entre las ruinas de las paredes unos huesos.
Aquello volvió a levantar el antiguo rumor de las hermanas Fox, pero en un artículo del New York Times salió la sugerencia de que estas hermanas habían sido lo suficientemente inteligentes como para aprovechar un misterio local y hacerse con la fama. 5 años más tarde, un médico examinó el conjunto de huesos y determinó que no estaban completos, y que además había algunos huesos de pollo.
Se esparció el rumor de que un hombre, que vivía cerca, había plantado los huesos, pero nunca hubo una aclaración.
Las hermanas Fox, espiritistas, a día de hoy son consideradas como las fundadoras del espiritismo moderno, pues a pesar de la declaración de Maggie, personas allegadas a ellas dieron fe de que en realidad sí eran médiums.
¿Verdad o mentira? Decide tú y comparte tu opinión. Te invitamos a leer el enigmático fenómeno de las mesas parlantes.