Hace un tiempo escribimos sobre el curioso origen de los anteojos. Hoy, siguiendo el hilo visual, queremos tocar un tema muy interesante.
Se trata de las lentillas o lentes de contacto, que tanto bien han hecho a las personas con problemas en la vista. ¿Te animas a seguir?
Tres posibles padres
El siempre asombroso Leonardo fue el primero en hacer experimentos para explicar el comportamiento del ojo y descubrió que si se coloca la cabeza en un recipiente cristalino lleno de agua, la visión cambia. Éste es considerado uno de los primeros pasos en posteriores investigaciones sobre el tema.
El segundo fue nada menos que René Descartes, el mismo que dijo “pienso, luego existo”. En 1636 diseñó un tubo especial con una curvatura parecida a la de la córnea, lo llenó de agua y lo colocó en el ojo.
El tercero, Thomas Young, si bien nunca pensó que sus adminículos sirviesen para corregir defectos visuales, ideó una pequeña cuba similar a las usadas para baños oculares, de caucho, que se ajustaba al ojo mediante una cinta alrededor de la cabeza. Esto fue a comienzos del siglo XIX.
Obviamente, ninguno de los tres funcionó, pero sí sirvieron como punto de partida para los estudios que se realizarían a finales del siglo antepasado.
Orígenes inciertos, vista más clara
La década de los ochenta del XIX fue especialmente fructífera para la ciencia ocular. Varios fueron los científicos que colaboraron, en distintos sitios y en momentos más o menos simultáneos, en el perfeccionamiento de estas lentes.
En 1887, un científico de Wiesbaden, Alemania, llamado F.C. Müller, elaboró unas lentillas sin aparentes defectos. En 1888, Eugène Fick, de Zurich, Suiza, realizó diversos experimentos con lentes corneales para corregir la visión de personas que sufrían de queratocono, enfermedad de la córnea que causa mala visión por su deformación (la córnea adopta la forma de cono irregular, de allí su nombre).
Quizá fue Fick el primero que en realidad mejoró la visión con este tipo de lentes. Además fue él quien los llamó “gafas de contacto”; empleó una lasca de vidrio obtenida por soplado, hecha con el molde de yeso de un ojo. Recomendaba que antes de colocarse el vidrio se aplicase una solución diluida de glucosa…
Alrededor de 1888, un estudiante de la Universidad de Kiel, August Müller, encargó a la óptica Himmler de Berlín la fabricación de unas lentillas de contacto para corregir su propia miopía (de 14 dioptrías); estas lentillas tenían el mismo diámetro de la córnea y reposaba sobre ella, directamente. Él fue el primero en usar el término “lentilla corneal”.
Asimismo, en París también se estudiaba la posibilidad de curar defectos visuales mediante este sistema.
Práctica floreciente
La primera casa comercial que comenzó a fabricar las lentillas fue Zeiss, de Jena, que pulía los vidriecillos; mientras que Müller (el de Wiesbaden) obtenía los vidrios mediante soplado, método que aparentemente daba mejores resultados. Pero no eran toleradas puestas por más de una hora.
En 1912, en 1930, en 1933, en distintas partes del mundo, se continuó investigando y experimentando con otros materiales.
Pero no fue sino hasta 1937 que el norteamericano Fleinhloom usó un material novedoso: el plástico. Y luego Kevin Tuohy, en 1948, realizó las primeras lentes corneales de metacrilato para corregir distintos defectos.
En 1950 se hicieron las primeras lentillas blandas.
Y hasta cambian el color…
Usar lentillas para cambiar el color natural de los ojos no es una práctica completamente nueva, tiene al menos 30 años de edad, o más y, por ejemplo, en el cine se han usado mucho.
Actualmente las lentillas son cada vez mejores, con materiales menos dañinos para los ojos, y varían desde las gaspermeables (que son semi blandas), hasta las blandas y las duras.
Las blandas suelen tener una vida útil de aproximadamente un año. Las duras y las gaspermeables duran bastante más, incluso hasta 10 años, dependiendo del cuidado con que se las trate.
Y hay hasta las que se dejan puestas siempre, sin retirarlas de los ojos. O las lentillas intraoculares, que se aplican retirando el cristalino y sustituyéndolo por ellas mediante una intervención quirúrgica menor.
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