¿Qué tanto tenemos en común con los animales? Con cada estudio curioso divulgado en relación al tema, se podría afirmar que coincidimos en más puntos de los que creemos. Incluso con la mera observación, omitiendo la parte científica, tal vez hayas identificado en ellos conductas cercanas a las nuestras, sobre todo aquellas asociadas a emociones, tales como la tristeza o la alegría.
Sobre este último punto, ¿será que los animales ríen como lo hacemos los de nuestra especie? Al parecer, algunos son capaces de hacerlo. Charles Darwin, en conjunción a unos investigadores modernos, respaldan la teoría.
¿Los animales ríen? Estas investigaciones tienen la respuesta
La interrogante sobre si los animales ríen sedujo a Charles Darwin, en 1872. El científico naturalista, influyente por su teoría de la evolución biológica, notó una particularidad en los sonidos que emitían los chimpancés y distintas clases de simios bajo ciertas circunstancias. Lo más curioso de ello es que dicha respuesta se asemejaba estrechamente a las condiciones en las que se presentaba la risa humana.
Ahora trasladándonos a fechas más cercanas, la conductista animal Patricia Simonet, documentó una serie de sonidos que producen los perros mientras juegan para una investigación en 2001. Identificó que, cuando buscaban la pelota, gemían, gruñían, ladraban y jadeaban. A esto le llamó “exhalación forzada y espumosa” por excitación en la pista de juegos o… ¿risa canina?
Con la ayuda de un espectrógrafo, un dispositivo que mide las ondas de los sonidos, Simonet constató que este patrón se reproducía tanto en perros adultos como en cachorros, en momentos donde las mascotas experimentaban placer.
Entonces la risa canina se escucharía más bien como un jadeo en momentos de alto estímulo, y no tan resonante como la de los humanos.
Pero los perros no son las únicas criaturas del reino animal capaces de reír. Diversos estudios apuntan que los monos, las ratas, las aves y los delfines cuentan con esta misma reacción emocional.
En el caso de los monos, responden con la risa en respuesta al contacto físico. Suelen liberarlas en medio de una lucha amistosa entre primates o en reacción a algo tan ‘humano’ como las cosquillas, ¿qué te parece? Pues estas criaturas, al igual que nosotros, cuentan con lugares sensibles al tacto, como las axilas y el vientre. Lo mismo ocurre con las ratas en el área de la nuca, que a diferencia de los monos y los perros, emiten un chirrido más colorido en muestra de satisfacción.
Todavía hay muchas más especies por estudiar para probar esta teoría, y los vídeos virales en Youtube de mascotas siendo cosquilleadas han sido material sumamente valioso para la observación científica de Marina Davila-Ross, de la Universidad de Portsmouth, y otros investigadores.
No obstante, Davila-Ross agrega que aún no hay nada concluyente respecto a esta adorable capacidad la cual se sospecha que compartimos con algunos animales, pero que en definitiva, estos sonidos parecen estar asociados con la alegría. ¿Los has captado de tu mascota?
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