Los cigarrillos electrónicos han ganado popularidad a nivel mundial como una alternativa para aquellos fumadores buscan dejar su hábito de consumo de nicotina. No obstante, su uso ha generado gran debate, centrándose en la falta de evidencia sobre los daños asociados con su uso a largo plazo, así como su potencial para actuar como un incentivo a fumar para los más jóvenes. Pero ¿qué sabemos al respecto?
Lo que sabemos sobre los riesgos del uso de cigarrillos electrónicos
Lo bueno
Un estudio reciente mostró que hay beneficios en el corto plazo: las personas que dejaron los cigarrillos convencionales y los cambiaron por cigarrillos electrónicos durante al menos seis meses tenían niveles más bajos de sustancias químicas cancerígenas y toxinas en sus cuerpos, en comparación con las personas que continuaban fumando tabaco.
Datos recientes de encuestas sobre el tabaquismo han mostrado una disminución en las tasas de tabaquismo Reino Unido, lo curioso es que esto concuerda con un incremento en el uso de cigarrillos electrónicos, aunque es justo señalar que no puede ser atribuido directa y exclusivamente a más personas usando cigarrillos electrónicos.
Lo malo
Por el contrario, un número creciente de estudios también han ilustrado los peligros del uso de cigarrillos electrónicos por los adolescentes, alegando que pueden ayudar al futuro uso del tabaco por la juventud.
Las investigaciones recientes sobre el tema indican que el uso de cigarrillos electrónicos por parte de los adolescentes durante el año 2014 iba en aumento, sobre todo aquellos con sabores de frutas y dulces, agradables a los niños.
Los cigarrillos electrónicos funcionan por el calentamiento de un líquido que sale como vapor, ese vapor resultante es mucho menos dañino, tanto para los fumadores como para los no fumadores. Esto no quiere decir que no tenga su lado negativo, y su venta y uso hayan estado exentos de polémica.
Por ejemplo, en septiembre del 2008, la Organización Mundial de la Salud anunció que los vendedores debían eliminar inmediatamente cualquier reclamo de que los cigarrillos electrónicos son una ayuda para dejar de fumar de forma segura y efectiva porque no existe evidencia científica aún que respalde la seguridad y eficacia del producto.
Poco después, un estudio financiado por fabricantes de cigarrillos electrónicos anunció que el producto es de 100 a 1.000 veces menos peligroso que fumar tabaco, agregando que al usar su dispositivo, la nicotina, aparentemente, «no es absorbida por el pulmón, sino por las vías respiratorias superiores. «
En julio del 2009, un comunicado de prensa de la FDA (Food and Drug Administration de los Estados Unidos) contraindicó el uso de cigarrillos electrónicos, diciendo que contienen carcinógenos y un ingrediente utilizado en químicos anticongelantes, dietilenglicol.
Otra preocupación de la FDA: los cigarrillos electrónicos son a menudo comercializados y vendidos a los jóvenes que, intrigados por los muchos sabores que ofrecen, como el de chocolate, chicle o menta, fácilmente podrían adoptar el hábito de fumar como resultado de probar estos dispositivos.
Como ves, en este tema aún hay muchos temas pendientes por investigar para poder conocerlo a fondo y sacar conclusiones definitivas. Por eso, la ciencia sigue investigando, para poder tener respuestas claras y decidir por fin cómo nos afecta el uso de cigarrillos electrónicos.
¿Tú qué piensas? ¿Vale la pena el riesgo o piensas que no provocan daño alguno? ¡Coméntanos!
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