¿Llevas años con el hábito del tabaco y deseas liberarte de él? Además de ganar en salud también lo notará tu bolsillo, de ahí que sea algo que valga la pena no intentar, sino conseguir.

Es posible también que lo hayas intentado en numerosas ocasiones, que te hayas sometido a diez tratamientos, acudido al médico, al psicólogo, que hayas usado parches, cigarrillos electrónicos, e incluso acudido a yoga… ¿Entonces? ¿Qué hacer cuando parece que hayamos agotado todos los recursos?

En primer lugar hemos de tener en cuenta que a la hora de dejar de fumar no a todo el mundo le sirven las mismas cosas. Hay quien lo consigue con su fuerza de voluntad, y otros en cambio, encuentran ayuda en cosas sencillas, como hacer deporte. Solo hace falta «encontrar qué encaja con nosotros».

Desde Supercurioso queremos proponerte 7 estrategias para ponerlas en práctica si así lo deseas. Lo más importante, como ta te habrán dicho tantas veces, es tu voluntad. Nosotros añadiríamos otra más: tu creatividad. Tu cerebro necesita desviar esa necesidad descubriendo otros intereses. Vale la pena ponerlo en práctica.

Piensa en el día a día, no en el «nunca más»

Vamos a empezar con algo esencial: mentalizarnos. Hay quien se levanta por la mañana y se dice a sí mismo y a los demás aquello de «Ya no vuelvo a fumar, lo dejo para siempre». No obstante, dos horas después, está escondido en el cuarto de baño encendiéndose un cigarrillo. Es complicado que esto pueda cumplirse así sin más.

Lo más adecuado es ir momento por momento. Un día sin fumar es una victoria, y las victorias se consiguen poco a poco.

Luchando contra los desencadenantes y estímulos

Un aspecto que vamos a tener que controlar son sin duda esos momentos que más asociamos con el hábito del tabaco, y por su puesto, gestionarlos. Mentalizarnos de que hemos de luchar contra ellos. Piensa en ello durante un momento… ¿Cuál es el momento del día en que más necesidad tienes de encenderte un cigarro?

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  • La mayoría de la gente siente unas ganas muy fuertes de fumar nada más levantarse.
  • Cuando se toman un café.
  • En los momentos de descanso durante el trabajo o en los descansos de clase o universidad.
  • Cuando nos reunimos con los amigos, en los instantes de ocio.
  • Puedes escribir una lista de esos momentos «críticos» para luchar mentalmente contra ellos. Y recuerda, día a día y poco a poco.

Elimina el olor a tabaco

Puede parecerte una tontería, pero mucha gente encuentra un alivio sensorial al no percibir el clásico olor a tabaco. Por ello, sería muy adecuado que empezaras por lavar cortinas, cojines, fundas, el interior del coche… Te servirá también para visualizar «esa liberación», un primer paso hacia el cambio.

Vamos a cambiar rutinas

Para vencer en nuestro propósito vamos a tener que cambiar hábitos. Cualquier cambio es un estímulo nuevo para nuestro cerebro y una forma de desviar la atención cuando llegue el síndrome de abstinencia, y la necesidad de ese cigarrillo.

  • Si nada más levantarte te fumabas un cigarrillo, llévate ahora a la boca un caramelo, un chicle.
  • Si en tus descansos en el trabajo salías a fumar, ahora sal a andar unos minutos. Evita quedarte quieto, cómprate una revista, frutos secos. Evita los estimulantes como el café porque siempre se asocian con el tabaco.
  • Intenta hacer cosas nuevas cada día, por simples que sean.

Sí al ejercicio físico

Sal a caminar, a pasear en bici, apúntate a algún gimnasio, a clases de baile, a algún deporte… Además de conocer gente nueva, te ayudará a controlar la ansiedad, a desviar nuestra atención y la necesidad por esa dosis de nicotina.

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Ten en cuenta que todo propósito requiere voluntad. Y no vale eso de «me fumo uno y luego me lo propongo de nuevo». De esa forma lo único que conseguimos es que después de ese supuesto último, llegue otro más.

Agua con sabores

Es necesario que te mantengas hidratado durante todo el día. Cuando dejamos de fumar sufrimos ansiedad, nervios… Todo ello provoca que suframos pequeños desequilibrios orgánicos, de ahí que sea necesario que bebas entre un litro y medio y dos litros de líquidos.

Ahora bien, otro truco que suele servir de ayuda es beber o comer cosas con sabores intensos. Todo ello suple el propio sabor del tabaco, es estimulante y placentero. No dudes en beber agua con limón, con menta, con té, puedes hacerte infusiones y zumos con frutas ácidas.

Nuevas aficiones

Dejar de fumar supone dar un cambio en tu vida, y todo cambio requiere nuevos caminos, nuevos estímulos. El cerebro necesita desviar su atención cuando te demande nicotina, de ahí que te venga muy bien iniciar nuevos proyectos, apuntarte a cursos, conoce gente nueva…

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Día a día tu mente estará más centrada y tu organismo sentirá menos esa necesidad que a largo plazo, es tan perjudicial para tu vida. No lo dudes, dejar de fumar será una de las mejores cosas que puedas hacer.

¿Empezamos hoy? Si no logras conseguirlo, recuerda nuestro artículo sobre la maldición de los hombres Marlboro.