Pan y Circo es lo que las autoridades romanas pensaban que era necesario dar al pueblo para que no se «alborotase». El reparto de pan y alimentos era habitual para tener contentos a los habitantes de Roma. La diversión se canalizaba a través de los anfiteatros y circos construidos por todo el imperio. Estos centros lúdicos eran en muchos casos más grandes que los modernos estadios o pabellones. Sólo el Coliseo podía albergar a 80.000 personas y el Circo Máximo a 250.000. El público demandaba emociones fuertes y en la mayoría de ocasiones no se omitía la crueldad en los espectáculos de la antigua Roma.
La crueldad de los espectáculos de la Antigua Roma
Los espectáculos principales eran las carreras, las luchas y el teatro. Este último, aunque quizá hoy nos sorprendería por su temática y manera de representarse, no encerraba ningún tipo de crueldad; pero sí lo hacían las carreras y especialmente las luchas.
Las carreras
Igual que hoy en día la gente se entusiasma con las carreras automovilísticas, las diferentes escuderías y los mejores corredores, en la antigua Roma las carreras de carros levantaban pasiones. Diferentes grupos financiaban a unos u otros corredores, provocando enfrentamiento entre los «hinchas» de uno u otro equipo y politizando el deporte de tal manera que llegó a convertirse en una fuente de disturbios.
Las carreras no estaban exentas de crueldad, en ellas, tanto los aurigas como los caballos, morían o quedaban malheridos con bastante frecuencia. Por las características físicas necesarias para conducir los carros (delgadez y altura), en muchos casos los conductores eran adolescentes. Los carros podían adelantarse unos a otros y provocar que sus contrincantes se estrellaran, pero los principales accidentes se producían al girar en las «spinae» al final de la pista. En ese punto es en el que se producían impactos espectaculares que emocionaban al público. Cuando auriga, carro y caballo quedaban destrozados se decía que había ocurrido un naufragia, es decir un naufragio. La vida de los aurigas solía ser corta; uno de los más famosos fue Scorpus, un corredor que ganó casi 2000 carreras, pero murió cuando tenía 27 años en un terrible choque en la pista.
Las luchas
Entre las luchas representadas en los espectáculos romanos destacan las naumaquias, las luchas de gladiadores y las de animales contra humanos.
En las naumaquias, en las que se representaban batallas navales, las luchas entre los hombres de los dos bandos eran reales. En ellas muchos hombre morían o quedaban malheridos para divertir a los espectadores.
Las luchas de gladiadores, que normalmente eran esclavos capturados en las guerras del Imperio, tenían como finalidad la muerte de uno de los contrincantes. Si alguno quedaba malherido era el público el que tenía la última palabra sobre su vida.
Las luchas entre humanos y animales, tuvieron como protagonistas primero a gladiadores, luego a delincuentes y por último a cristianos. El público exigía que los animales fueran siempre fieros, por lo que solían utilizar tigres y leones que se mantenían hambrientos durante días para que atacasen a las víctimas. Entre las luchas más sanguinarias de las que se tiene noticia, se encuentra la que organizó Nerón entre una división de pretorianos y 300 leones a los que se sumaron 400 osos. En el caso de los cristianos, en realidad no se puede hablar de lucha, sino de una ejecución. Habían sido condenados a muerte y perecían sirviendo de distracción y diversión a los habitantes de Roma.
Roma fue un gran imperio y tenía leyes y diversiones que hoy nos parecen crueles, sanguinarias y escalofriantes como hemos visto en estos espectáculos de la antigua Roma. Si te ha interesado este artículo y te gusta la historia, quizá quieras leer el post: 1.000 maneras de morir en el Imperio Romano.