El impacto de la explosión de la bomba atómica continúa sintiéndose décadas después de su lanzamiento sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Pero ¿sabías que las víctimas que sobrevivieron el horror de este hecho fueron bautizadas como los Hibakusha, que se traduce como ‘persona bombardeada’? Más allá del miedo infinito y el dolor y la angustia del impacto, estas personas experimentaron un doble sentimiento: los efectos de la radiación, muchos de ellos invisibles en un primer momento, se comenzaron a sentir con el paso del tiempo. Por eso y en honor al valor de estas personas y a la importancia histórica, individual y colectiva de su condición, en este artículo de Supercurioso te contaremos todo sobre ellos.
Los Hibakusha: Sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki
El 6 y 9 de agosto de 1945, por orden del presidente Harry S. Truman, Estados Unidos ejecutó los ataques nucleares sobre Japón que cambiarían la realidad mundial. Hiroshima fue la primera en ser impactada por la bomba Little Boy y, más tarde, Fat Man fue descargado sobre Nagasaki. El número de personas fallecidas en estos dos ataques se estima entre 105.000 y 120. 000, mientras que el número de heridos alcanzó los 130.000.
Ahora bien, vale mencionar que esta cifra aumentó a los pocos días de la explosión. A finales de 1945, 166.000 personas habían muerto en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki. Sin embargo, la catástrofe no terminó ahí y la presencia de los Hibakusha se comenzó a sentir con toda su fuerza.
Además de la destrucción y la muerte que embargó al país y a las familias, los Hibakusha se tuvieron que enfrentar a graves problemas de salud como quemaduras, cataratas, tumores, cáncer, envenenamiento, contaminación de los recursos. Y aunque el sufrimiento de estas personas fue y es una terrible problemática, muchos de sus efectos se transmitieron de generación en generación, tan es así que aún siguen habiendo personas con problemas de salud a raíz de las explosiones.
Otros sufrimientos de los Hibakusha: Más allá del dolor físico
Aunque muchos de nosotros nos hemos quedado con el panorama de que el dolor de una víctima solo se encierra en aquel momento o circunstancia específica que lo ocasionó, en el caso de los Hibakusha la explosión de la bomba fue solo una parte de la batalla que desde ese instante sería su vida. Entre todo lo que han tenido que enfrentar vale mencionar:
- El miedo. Además del temor de que algún efecto de la radiación se presentara de manera repentina, los sobrevivientes enfrentaron la inestabilidad e intranquilidad; el miedo a morir en cualquier momento los llevó a niveles de estrés, confusión y ansiedad inimaginables. Esta emoción debilitó poco a poco su salud mental y emocional, afectando no solo su rutina y su alimentación, sino también la manera en la que enfrentarían el futuro por llegar.
- La discriminación. Las heridas físicas, los traumas psicológicos y el temor a contagiar o ser contagiados de los efectos de la radiación hizo que muchas personas discriminaran a los Hibakusha; tan grave fue la situación que muchos de los sobrevivientes decidieron esconderse.
- Dificultades para conseguir o conservar los trabajos. El trauma asociado a las explosiones, las heridas físicas y los síntomas de enfermedades hicieron que a muchos de los sobrevivientes se les dificultara conseguir un empleo y si lo hacían nadie podía asegurarles que su cuerpo y mente fueran a aguantar.
- La culpa. La sensación de remordimiento por haber escapado con vida o no haber podido auxiliar a las personas afectadas resultaron en un futuro lleno de sufrimiento psicológico que dejó bien marcada su huella.
Hibakusha: Testimonio de Yasuaki Yamashita
A pesar de los obstáculos, muchos Hibakusha se organizaron para compartir sus experiencias y se han convertido en activistas en pro de un mundo sin armas nucleares. Sus emotivas historias han conmovido a muchos. Este es el caso de Yasuaki Yamashita. Tenía 6 años cuando la bomba fue detonada sobre Hiroshima y relata la tragedia de perder a sus seres queridos debido a la explosión y los daños que la radiación causó en su salud.
“Nuestra casa estaba a 2,5 kilómetros del epicentro. Mi hermana que estaba en otra parte de la casa fue cortada por astillas de vidrio. Un compañero de juego que fue a la montaña ese día fue expuesto a la gran explosión de calor causada por la detonación de la bomba. Su cuerpo estaba muy quemado y murió unos días después. Mi padre fue reclutado para ayudar a limpiar la destrucción en el centro de Nagasaki. En ese momento no sabíamos sobre los peligros de la radiación que más tarde causaría su muerte”.
El miedo a morir y la ansiedad la siguen acompañando, pero también ha servido para que muchas voces se alcen en contra del desarrollo de programas nucleares y de las consecuencias que estos traen, incluso para generaciones futuras.
¡Así llegamos al final de nuestro artículo sobre los Hibakusha! Sabemos que las explosiones de Hiroshima y Nagasaki son episodios de la historia difícil de creer y, mucho más, de asimilar. Sin embargo, volver sobre ellos transforma nuestra perspectiva, nos vuelve más empáticos y receptivos al dolor; nos hace ver que nuestros errores pueden ser irreversibles.
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