Durante la década de los sesenta, en el campo de la psicología se seguía la revolucionaria Teoría de la Neutralidad de Género la cual se cimentaba en la idea de que el sexo biológico y el sexo psicológico se desarrollan independientemente, pudiendo no ser coincidentes, ya que la última está supeditada al género social que se le asigna al individuo durante la infancia. Idea que abrió la puerta a toda una serie de tratamientos con terribles consecuencias, destinados a resolver los problemas de identidad sexual.
¿Se puede manipular la identidad sexual? Algunos creyeron que sí e hicieron cosas horribles
De hecho el reconocidísimo doctor neozelandés afincado en EE.UU. John Money, Psicólogo, Psiquiatra y Educador especializado en sexología, fue uno de sus más fervientes promotores que trató de demostrar la teoría a través del Proyecto John/Joan recogido en su obra “Man and Woman, boy and girl”. Estudio que surge cuando la familia Remier llega a su consulta con su pequeño de 6 meses, que había perdido el pene en una operación de fimosis, atraídos por la reputación del doctor en estudios de intersexualidad. Tras examinar el caso, Money les dice que lamentablemente la reconstrucción del pene es totalmente imposible (en aquella época), por lo que les propone un cambio de sexo, ya que era sólo un bebé sin “identidad sexual”, pues esta se la impondrían ellos criandolo como niña.
Resignados, los padres siguen las indicaciones del especialista, someten al pequeño a una intervención de cambio de sexo, donde se le extirpan los testículos y se le modela una rudimentaria vagina externa tras lo cual, solo quedaría acompañar su desarrollo con un fuerte tratamiento hormonal y hacerle creer, a esta pobre criatura, que era una hembra tratándola como tal, así su identidad sexual se formaría en este sentido asumiendo su rol. El problema es que la pequeña “Brenda” nunca se comportó como una niña, tendía a imitar a su padre, no le gustaban ni los vestidos, ni las muñecas, en el colegio fue víctima de acoso escolar porque las compañeras no la aceptaban y los compañeros tampoco, lo que hizo que se hundiera cada vez más en una profunda depresión.
En vista de la situación, sus padres deciden contarle la verdad sobre su identidad. Es cuando Brenda decide asumir su rol masculino, se cambia de nombre por el David y empieza su reconversión, que no se verá completada hasta 1997 cuando revierte la operación de cambio de sexo. No obstante, para entonces el famoso doctor ya había concluido el proyecto registrando el caso como de total éxito, prueba que avalaba la Teoría de Neutralidad de Género. Es por esto que David decide hacer pública su historia porque tanto Money como su psicólogo Milton Diamond sabían que nunca se había visto como mujer y fue este último el que le animó a hacerlo pública. Todo un escándalo que se cobró la vida de David, quien quedó definitivamente traumatizado psicológicamente por el experimento.
No creas que esta fue la única víctima de estas ideas, pues años más tarde, durante el Régimen Apartheid, en Sudáfrica, a manos de otra “eminencia” en el campo de la psicología, el Dr. Aubrey Levin y un equipo compuesto de sacerdotes, psiquiatras militares y cirujanos se encargaron de descubrir centenares de casos de Homosexualidad dentro del ejército a los que sometieron al Tratamiento de Aversión que prometía “curarles” a través de una terapia que aplicaba fuertes descargas eléctricas al mismo tiempo que le mostraba fotos de hombres desnudos con el fin de hacerles aborrecer a los de su mismo sexo. Terapia que se cumplimentaba con la castración química y cuando todo esto no conseguía restablecer al “paciente” se les proponía una reasignación sexual, un cambio de sexo que fuera en consonancia con su “sexualidad psicológica”. No se sabe exactamente cuántas víctimas se cobró este experimento que, aunque tarde, ha tenido su castigo pues en el 2010 el Dr. Aubrey Levin fue expulsado del Colegio de Médicos y Cirujanos de Alberta y perdió su licencia debido a los innumerables delitos de abuso sexual cometidos en aquella fatídica década de los 70.
«La ciencia avanza a pasos de gigantes» como se suele decir pero ¿a cuántos ha aplastado a su paso? Hoy hemos recordado a esas «víctimas del progreso» que sin duda nos harán reflexionar y ser más humanos.
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Imágenes: Sheldon Helms, Fotografías de la familia Reimer