Como sabemos, la Edad Media en Europa fue una época oscura dominada por el miedo, la represión y la necesidad. El clima perfecto para que prosperase la tiranía y el despotismo. Sobre todo en una España joven, formada por un crisol de culturas y religiones que pretendía unificarse bajo el cristianismo, parecía necesario crear una institución capaz de tener controlado este proceso. Dentro de este nuevo organismo destacaron personajes que han pasado tristemente a la historia, como el más cruel Inquisidor del Tribunal de Córdoba.
El más cruel Inquisidor de la historia
En el 1400, seguramente Andalucía era uno de los territorios donde más necesidad había de «mano dura», así que la Inquisición de la Corona de Castilla decidió establecer nada menos que tres tribunales permanentes: el de Sevilla, el de Granada y el de Córdoba. Para este último mandaron al Portador de la Oscuridad, así fue como apodaron a Diego Rodríguez de Lucero, un sacerdote de Moguer (Huelva) con mucha experiencia como Inquisidor, pues ya había ocupado ese cargo en un tribunal temporal de Jerez de la Frontera y contaba con el apoyo del Inquisidor General, Diego de Deza, que lo eligió para ocupar ese puesto.
Con la llegada del nuevo Inquisidor al Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, el palacio se transformó en un lugar lúgubre y siniestro lleno de celdas, oficinas y dependencias donde poder detener procesar y torturar a los acusados de herejía. Una vez que adecuó el palacio a su nueva función a servicio del «Santo Oficio» comenzó su espantosa «caza de brujas», que llevó a condenar a muerte en la hoguera a unas 200 personas en menos de 4 años, motivo por el cual le llamaron el Portador de la Oscuridad.
Un tribunal que consigue ejecutar a 200 personas en sólo 4 años, significaba que sentenciaba a una persona a la semana. Una bestialidad que se queda corta comparada con la realidad de los hechos, pues el Monstruo de Córdoba, prefería las ejecuciones en masa, así el 22 de diciembre de 1504 celebró el Auto de Fe más sádico de la historia, en lo que hoy es la plaza Corredera, en presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas, que desde una tribuna vio arder vivas a 107 personas por ser judías. No obstante, este acto cruel y despiadado no pasó, en absoluto inadvertido por los cordobeses, que asaltaron el Alcázar y denunciaron a su verdugo ante el secretario del Rey. Este finalmente destituyó al Portador de la Oscuridad por siempre de su cargo.
Por suerte, también en la realidad existen los finales «justos». Cuéntanos tu opinión del caso del más cruel inquisidor de la historia.
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