Pocas máscaras llaman tanto la atención como las utilizadas durante las epidemias de Peste Negra. En ellas se mezcla lo siniestro y lo inquietante, despertándonos, quizá, un miedo atávico a la propia muerte y sobre todo, a la enfermedad. Terror a esa sombra del pasado llamada Peste, la pandemia más devastadora de la humanidad, que tuvo su origen en Asia y que, posteriormente, se extendió a Europa, llevándose la vida de millones y millones de personas… Los doctores de la peste negra se enfrentaron a una patología nunca antes vista, que con velocidad alucinante sesgaba vidas. Una forma de protección fue el uso de este artefacto siniestro, con en el que hoy por hoy se identifica una de las épocas más desoladoras de la humanidad. Acompáñanos en Supercurioso a conocer la historia de la máscara de la peste negra.
La historia de la máscara de la peste negra
Armados con sus instrumentos médicos, remedios, jarabes, jeringas y algodones, los doctores de la peste negra salían a combatir un mal del que nadie sabía nada diferente al hecho de que asesinaba sin parar. Pero algo más no podía faltar en su vestimenta diaria: una máscara, una alargada y oscura máscara con un pico que asemejaba al de un pájaro siniestro. Este elemento formó parte del clásico atuendo del llamado «Il dottore della Peste», y mucho después, también se incorporó como uno de los disfraces más clásicos en el Carnaval de Venecia. La máscara de la peste negra quedó como un símbolo inolvidable de una época de muerte y desolación.
1. El origen de la máscara
La Peste Negra asoló Asia y Europa en varias ocasiones. La primera y más virulenta se extendió en el siglo XIV, asolando a todo un continente, que quedó sumido en una grave crisis humanitaria y económica. La enfermedad en sí, como ya sabes, era algo terrible. Se caracterizaba por la aparición de unos bubos (de ahí peste bubónica) donde los ganglios linfáticos presentes en cuello, axilas e ingles, se inflamaban gravemente, adquiriendo un tono negruzco. Se sufrían graves hemorragias, fiebres y una muerte pocas veces evitable.
Los médicos en esta época se vieron obligados a idear una vestimenta especial para evitar contagios, pero no fue hasta la segunda epidemia —sucedida entre 1575 y 1577— cuando se empezaron a utilizar con más frecuencia este tipo de máscaras. En especial en Venecia, donde había tenido su origen. Esta vez la epidemia no les vino por sorpresa y la organización fue algo mejor. Los médicos idearon la máscara de la peste negra, una especie de cobertura facial particular que creían que tenía efectividad reduciendo el riesgo de contagios.
2. Los doctores de la peste negra y su labor en el combate de la enfermedad
Los médicos venecianos eran muy apreciados en su época y pusieron medios para tener controlada la situación. Además del uso de la máscara de la peste negra para protegerse, idearon metodologías para evitar o reducir las muertes. De ahí, por ejemplo, que habilitaran dos islas como hospitales: el Lazaretto Vechio y el Lazaretto Nuovo. Pequeños destinos donde los doctores de la peste negra llevaban a los enfermos y a los sospechosos de estar infectados, intentando así mantener la capital a salvo. Incluso, los fallecidos eran llevados a la Isla Poveglia, para evitar cualquier contagio. Aunque el resultado y las pérdidas humanas, a pesar del esfuerzo, fueron dantescas.
Se habilitó también el llamado “magistrato della sanitá”, encargado de velar por la salud de los ciudadanos y de pautar qué tipo de protección debían llevar los médicos para atender a sus pacientes. En aquel momento se creía aún que la enfermedad se trasmitía por el aire y que penetraba por los poros de la piel, por ello se establecieron las siguientes protecciones para «il dottore della Peste», entre los que la máscara de la peste negra era el más vistoso.
Los médicos debían llevar permanentemente esta máscara con la forma de un gran pico de ave. También eran parte del atuendo un sombrero de ala ancha, gafas, guantes de cuero, un gran abrigo de cuero encerado hasta los pies y una vara para examinar al paciente sin necesidad de tocarlo, aunque también les servía como herramienta para el arrepentimiento de la gente infectada, puesto que se pensaba que la Peste, era en realidad un castigo de Dios. ¿Te imaginas el impacto de los pacientes al recibir las visitas de los doctores de la peste negra? Era como si la mismísima muerte viniese por ellos.
3. ¿Cuál era la función de la máscara de la Peste Negra?
La máscara de la peste negra tenía una función muy específica: proteger a los médicos, quienes eran los más expuestos, de un posible contagio de la enfermedad. La máscara era alargada, con un pico muy semejante al de las aves. La longitud era siempre la misma, la justa para mantener una prudente distancia del paciente y no respirar así su «aliento envenenado».
En el interior de dicho pico se introducían, además, diferentes elementos aromáticos, tales como mirra, láudano, alcanfor, ámbar gris, hojas de menta, estoraque, pétalos de rosa y clavo de olor… Elementos que, según los médicos, podían combatir la penetración de la enfermedad en las vías respiratorias. Otro aspecto por el cual estas máscaras tenían forma de pico de pájaro, era porque se pensaba que los pájaros eran inmunes a la enfermedad, de ahí que desearan simbolizarlos.
No obstante, la verdad es que fueron muchos los doctores de la peste negra los que terminaron infectándose. La epidemia más mortal de la historia tenía su origen precisamente en la zoonosis, una enfermedad que pasaba de los animales a los seres humanos. La bacteria responsable era la yersinia pestis, que afectaba a las ratas negras y a otros roedores. Sus parásitos, tales como las pulgas, eran quienes trasmitían la enfermedad a las personas con su picadura. La causa básica era pues, la falta de higiene y de salubridad en una época en la que aún asociaban la enfermedad a un castigo divino.
El recuerdo de aquellas máscaras que vestían los doctores de la Peste ha quedado para siempre en nuestro legado histórico y cultural, teniendo especial arraigo en Venecia. Aunque dicha protección circuló también por toda Europa, siendo un poco más afinada y desarrollada en 1619 por Charles de L´Ome en Francia, su eficacia como protección era muy poca. Aun así, su ineficacia no mina en absoluto su impacto, su fuerza escénica. Un elemento fantástico como disfraz para Halloween. ¿Te gustaría vestirte quizá como los famosos doctores, con una máscara de la peste negra? Déjanos tus opiniones en un comentario. ¡Estaremos deseando leerte!