¿Por qué pican los mosquitos? ¿Por qué te prefieren a ti? ¿Qué tienes tú que no tienen los demás? El tipo de sangre es uno de los factores que implican que seas víctima de estos pequeños «chupasangres«.
Pero, ¿sabes por qué les gustas tanto a los mosquitos? Al parecer siguen una secuencia muy concreta. O al menos eso es lo que ha descubierto una nueva investigación sobre ellos.
Seleccionan cuidadosamente a sus víctimas
Los mosquitos seleccionan a sus víctimas. Esto ya lo sabíamos aunque se conocía muy poco sobre ello. Pero, ahora, un nuevo estudio ha desvelado que los mosquitos eligen a sus víctimas mediante una secuencia concreta.
Un grupo de biólogos analizaron a varios mosquitos hambrientos que dentro de un túnel de viento escogían a sus víctimas. ¿Sabes cuál fue el resultado? Los mosquitos se ven influidos por el olfato, la vista y el calor.
Olfato, vista, calor
Según el estudio, los biólogos descubrieron que los mosquitos se orientan primero por el olfato. Si el olor lo atrae, la víctima es perfecta. Si no, tratará de buscar a otra. Después, lo que prima es buscar un punto visual que llame su atención. A este punto se dirige con la firme intención de provocar la terrible picadura.
Cuando está aún más cerca, el calor es lo que va a atraer al mosquito a esa zona en la que tarde o temprano nos estaremos rascando sin poder evitarlo. ¿Por qué utilizan esta secuencia concreta? Para no «perder el tiempo». Los mosquitos buscan la satisfacción y no quieren perder el tiempo en una víctima que no les va a proporcionar la satisfacción buscada.
Con todo esto, resulta difícil escapar a las picaduras de estos insectos. El olor que desprendemos y el calor son algo que no podemos controlar. Pero sí hay algo que podemos hacer. Según Floris van Breugel, una de las biólogas que participaron en esta investigación, utilizar ropa poco llamativa ayuda a que los mosquitos no se fijen en nosotros visualmente, claro. Pero, el olor es lo que va a primar.
Y tú, ¿resultas atractivo para los mosquitos? Ahora ya sabes por qué eres tú, y no los demás, el que durante el verano se convierte en el blanco perfecto de estos pequeños insectos ávidos de sangre.