La historia del Nautilus de Julio Verne
Arrancado de los océanos de la mente de un genio, se alza el submarino más fantástico que todos hemos soñado alguna vez: el Nautilus de Julio Verne. El universo verniano estaba más que habituado a avanzar a las gentes de la época artilugios que más tarde cobrarían realidad en un futuro próximo, proyectos increíbles entre los cuales casi siempre sobresale el magnífico submarino del capitán Nemo, una fantasía que empezó a aparecer entre 1869 y 1870 por entregas en el Magasin d’Education et Recreation, bajo el título «20.000 leguas de Viaje Submarino”. Más tarde, la nave volvería a aparecer en la obra «La Isla Misteriosa», de 1875.
Tal vez te interese saber que recientemente un americano de 56 años, fanático de Julio Verne, ha construido una réplica del submarino Nautilus en el jardín de su casa y es que parece que la estela de este aparato increíble sigue presente en los sueños de todos nosotros. ¿Te apetece saber algo más sobre la mítica nave del solitario Capitán Nemo? ¡Levamos anclas!
¿Existió un submarino Nautilus real?
Pues, como te hemos dicho, los aparatos, máquinas y universos que derivan del universo literario verniano resultaron muchas veces premonitorios. Pero no fue exactamente así en el caso del Nautilus de Julio Verne, puesto que un aparato muy similar ya había sido creado, al menos setenta años antes de que navegara en las páginas. Se trató de un artefacto que fue diseñado a finales del siglo XVIII, época en la que empezaban a aparecer proyectos de vehículos que se movilizaran bajo las aguas.
La creación del submarino Nautilus original se le atribuye al inventor estadounidense Robert Fulton, quien para el momento vivía en Francia. Corrían los tiempos del ascenso de Napoleón al poder, así que la inversión en proyectos militares dominaba la escena política. Entonces, Fulton diseñó el que sería el precursor del submarino Nautilus: una especie de cilindro que medía cerca de siete metros de largo por dos metros de ancho.
1. ¿Cómo funcionaba el Nautilus?
El submarino Nautilus tenía una estructura que destacaba en aerodinámica y una serie de arandelas de hierro que iban cubiertas por planchas de cobre. Se sumergía gracias a un depósito de lastre que se llenaba y se vaciaba de agua. Ese primer ensayo del Nautilus de Julio Verne se movía con base en un mecanismo manual de hélice, y utilizaba un tubo que ascendía hasta la superficie para reciclar el aire del interior. El componente armamentístico se basaba en unas minas marinas que iba liberando a través de un cable. La máquina se probó por primera vez en el año 1800, llegando a una profundidad de más de siete metros y recorriendo una distancia de cuatrocientos metros.
El Nautilus de Julio Verne real tenía una preciosa línea donde se mezclaba el clasicismo y ese aire futurista, tan característico de las obras del autor. Estaba formado por dos cascos separados por compartimientos de lastre. Su velocidad máxima era de 50 nudos, o lo que es lo mismo, unos 92,5 km/h, una rapidez increíble para la época. A esta, además, había que sumarle su capacidad de inmersión: 16.000 metros, nada más y nada menos; algo realmente imposible, pero ¿cómo no?… fascinante. Disponía, además, de una torreta donde el piloto podía dirigir la nave y controlar un poderoso reflector eléctrico para iluminar los alrededores de la nave. Sin embargo, el proyecto no avanzó hacia la fabricación de más unidades.
2. Características del Nautilus
El Nautilus de Julio Verne, pero en su versión original, poseía las siguientes características:
- 1356,48 toneladas netas de peso.
- Torreta de mando y reflector capaz de alumbrar 1 km a la redonda.
- Espolón triangular de 2 metros de lado.
- Velocidad de hasta 50 nudos.
- Doble casco, de 70 metros de largo por 8 metros de ancho.
- Hélice de 6 metros de diámetro y 7,5 metros de paso.
- Un pequeño bote donde cabían 12 personas, unido al submarino con un cable.
- 3 tanques de lastre, para inmersión estática.
- 2 anclas, a babor y estribor.
- Podía llegar a los 16.000 km de profundidad.
- Primer casco hecho con placas superpuestas con remaches y tornillos.
3. ¿Construir el submarino Nautilus en tu casa?
Su nombre es Danny McWilliams tiene 56 años y tiene dos pasiones en su vida: Walt Disney y Julio Verne. Su sueño pareció cumplirse el día en que la famosa factoría, le dedicó una película a la obra más conocida del autor francés: «Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino». El 4 de diciembre de 2013, el excéntrico señor McWilliams llamó a la prensa para presentar en su casa de Ellijay (EE. UU.) una pequeña obra de la que estaba muy orgulloso: su propio submarino Nautilus, obviamente, no apto para navegar.
Puede que no sea tan atractivo como el que todos tenemos en mente, como el que un día soñó Julio Verne para el capitán Nemo, pero, a veces, las fantasías también pueden ser llevadas a la realidad a través de unas pocas maderas y unas capas de pintura ¿Por qué no?
En definitiva, el Nautilus de Julio Verne ha protagonizado los más aventureros sueños de los lectores durante generaciones. Y es que el simbolismo que le otorga el autor en sus historias, lo dota de un hálito de fantasía que lo define. Si te cuentas entre los seguidores del universo literario de este célebre escritor, quizás te interese conocer la historia del hallazgo de la cápsula escondida de Julio Verne y los fantásticos secretos que desde el siglo XIX se encierran en ella.