Hace no demasiado, se reveló que los nazis habían planeado matar a las fuerzas aliadas con salchichas envenenadas, si se las arreglaban para poner un pie en suelo alemán. Ahora un arma igualmente improbable se cuenta en el arsenal de Hitler: enseñaron a perros a hablar.
¿De verdad los nazis intentaron enseñar a los perros a hablar?
Los alemanes vieron que los canes eran casi tan inteligentes como los humanos y trataron de entrenarlos para «hablar», leer y escribir. Incluso llevaron a cabo experimentos de telepatía hombre-perro.
Un nuevo libro, surgido de las incansables investigaciones del Dr. J. Bondenson de la Universidad de Cardiff, ha revelado un curioso plan nazi concebido para ayudar a ganar la Segunda Guerra Mundial utilizando una unidad de elite de perros parlantes. Hitler era un conocido amante de los perros y esperaba que los animales aprendieran a comunicarse con sus amos de las SS, por eso apoyó una Escuela Especial del Perro, creada para enseñarles a hablar.
La escuela de perros se denominaba Sprechschule-ASRA y se situó su base cerca de Hannover. Dirigido por la directora Margarethe Schmitt, se creó en la década de 1930 y continuó a lo largo de los años de guerra. Los alemanes esperaban utilizar los animales para ganar la guerra y proteger los campos de concentración.
Se dice que algunos de los perros fueron capaces de imitar la voz humana, aparentemente pronunciando las palabras ‘Mein Führer’ cuando se les preguntaba quién era Adolf Hitler. Rolf, un terrier de Airedale, según los informes, ‘habló’ tocando su pata contra una tabla. Cada letra del alfabeto estaba representada por un cierto número de toques. Se dijo que especuló acerca de la religión, aprendió idiomas extranjeros, poesía escrita e incluso expresó su deseo de unirse al ejército. Por otro lado, un Dachshund llamado Kurwenal se decía que hablaba usando un número diferente de cortezas para cada letra, y le dijo a su biógrafo que iba a votar a favor de Hindenburg.
Aparentemente los canes de Hitler no hablaban, pero sí sabemos que decía sentir un gran aprecio por su perra Blondi, una pastor alemán. Cabe decir, que antes de su suicidio, el 30 de abril de 1945, Hitler ordenó al médico Werner Haase que probase unas pastillas para suicidarse con Blondi, temiendo que pudieran ser falsas. Poco después de la muerte de Blondi, con el enemigo prácticamente llamando a la puerta, él mismo se quitaba la vida.
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Imagen: bundesarchiv