Nacer en el Imperio Azteca (1325-1521) no fue fácil. La disciplina y las tradiciones eran pilares básicos en la educación de aquella época, que solo aceptaba a quienes eran capaces de pasar duras pruebas hasta alcanzar la madurez. Los niños en el Imperio Azteca eran sometidos a sacrificios y penitencias difíciles de soportar. ¿Cómo era crecer en esas circunstancias?

Los niños en el Imperio Azteca. Educación

La educación de los niños en el Imperio Azteca dependía, durante los primeros años, de la familia. Según fuera su rango social, el niño ayudaba en las labores agrícolas, en el comercio, en la pesca… Las niñas se iniciaban en las labores del hogar, la costura…

A partir de los 8 o 9 años, los niños pertenecientes a la nobleza entraban a vivir en el Calmecac, que funcionaba como un internado. En esa escuela se les entrenaba para ser sacerdotes, guerreros, senadores, maestros o gobernantes y se les educaba en historia, religión, astronomía, música, filosofía y economía. Todo ello a base de una dura disciplina y con fuertes castigos por parte de sus maestros, quienes les exigían el cumplimiento de sus deberes y la adquisición de valores como la verdad, la humildad, la justicia, la castidad, el respeto a los mayores, etcétera.

niños en el imperio azteca, fragmento del Códice Mendoza
Fragmento del Códice Mendoza

Los hijos de los estamentos más bajos iban al telpochcalli (escuela de barrio), donde se les preparaba para la vida práctica. Después de casarse, los campesinos recibían tierras en usufructo para trabajarlas individualmente, además de las del calpulli, donde faenaban para pagar los tributos.

Las niñas se quedaban en casa con sus madres, para aprender las tareas del hogar  (limpiar, cocinar…). Sólo las nobles podían ir a aprender a una especie de monasterio donde se les inculcaba la castidad y donde vivían hasta el momento del matrimonio.

Algunas tradiciones brutales para corregir a los rebeldes

Como hemos visto, los niños en el Imperio Azteca recibían una educación muy disciplinada y que se basaba en una serie de tradiciones y creencias brutales en las que solo los más fuertes llegaban lejos.

Una de esas tradiciones consistía en que, cuando el niño cumplía 10 años, su padre le afeitaba toda la cabeza excepto un mechón, que no podía afeitarse hasta que capturaba a un enemigo. Hasta entonces, el niño tenía un mechón de cabello que crecía para mostrar a todo el mundo su vergüenza. Los niños fuertes, que podían llevar suficiente leña para ser enviados al campo de batalla, trataban de participar en las luchas tan pronto como podían, aunque la mayoría de las veces terminaban muertos. Pero si sobrevivían, volvían a casa como héroes.

Fragmento del Códice Mendoza en el que se ilustran algunos castigos a los niños del Imperio azteca
Fragmento del Códice Mendoza en el que se ilustran algunos castigos a los niños del Imperio Azteca

Ese mismo mechón servía para castigar a los niños perezosos. Los maestros tenían libertad para quemar el mechón sin consideraban que sus alumnos no se sacrificaban en sus estudios. Un niño sin mechón era considerado una desgracia para cualquier familia.

Otra tradición brutal entre los aztecas era la que permitía a los padres pinchar a sus hijos con espinas de cactus y, si eso no era suficiente, podían desnudar a los chavales, atarlos de pies y manos, cubrirlos con espinas de cactus y mantenerlos así durante varias horas, hasta que el dolor hacía que se desmayasen y con eso supuestamente limpiaban sus culpas.

La educación sexual en los niños en el Imperio Azteca

Para los aztecas llegar vírgenes al matrimonio era señal de fortaleza, por eso los padres animaban a sus hijos a llegar puros hasta las noches de bodas, prometiéndoles que tendrían más vigor si se abstenían de cualquier relación sexual hasta ese momento.

niños en el imperio azteca, fragmento del Códice Mendoza
Fragmento del Códice Mendoza en el que un joven de 15 años contrae matrimonio

Si un joven no aceptaba los consejos de su padre y era sorprendido con una prostituta o con una mujer en la cama pronto sufría las consecuencias, que podían ir desde la tortura (clavar agujas de pino por todo el cuerpo o hacerles pequeños cortes) hasta el desprecio total de su pueblo (si se acostaba con una niña), que incluía el ser desposeído de todos sus bienes, golpearle brutalmente e incluso quemarlo vivo.

Ya has visto que ser niño en el Imperio Azteca y no morir en el intento fue toda una proeza. Si quieres saber más cosas sobre la educación en otras culturas no te pierdas 5 Terribles normas de los amish.

Fuentes: The Essential Codex Mendoza, Daily Life of the AztecsBonds of Blood: Gender, Lifecycle, and Sacrifice in Aztec Culture, Codex Mendoza: Four-Volume Set