Como muchos otros escritores de cuentos, Hans Christian Andersen basó muchas de sus obras en relatos antiguos, hechos de los que tenía noticia e incluso en episodios de su propia vida. En Supercurioso indagamos en el origen personal de uno de sus cuentos «El patito feo» y en esta ocasión os traemos el verdadero origen del cuento El Ruiseñor de Andersen, que también está enlazado con su vida íntima.
El origen del cuento El Ruiseñor de Hans Christian Andersen
Como seguro recordareis, El Ruiseñor recoge la historia de un emperador de China que supo de la existencia de un ruiseñor, en un bosque de su país, cuyo canto era extraordinariamente bello. Cuando los criados consiguen encontrarlo el ave accede finalmente a acudir a palacio para ofrecer su canto al emperador. El pájaro queda en palacio hasta que al gobernante le regalan un ruiseñor mecánico y olvida al verdadero. Éste vuelve al bosque. El artefacto se estropea y deja de cantar, el emperador enferma y milagrosamente se recupera cuando el ruiseñor vuelve al palacio, le ofrece su bello canto y la muerte emocionada, lo deja vivir.
Todo el relato transcurre en la corte china. Andersen no viajó más allá de Estambul por lo que se inspiró en el pabellón chino de los Jardínes del Tívoli de Copenhague para reproducir el ambiente oriental. En él cantó una de sus más queridas amigas, Jenny Lind, de la que el escritor estaba en secreto enamorado. Andersen le dedicó a ella el Cuento de Hadas titulado «El Ruiseñor» y por él recibió el apodo por la que se la conoció mundialmente: El ruiseñor sueco.
Johanna Maria Lind era una soprano sueca, hija natural de una maestra de escuela que con su extraordinaria voz triunfó en Europa y América. Conoció a Andersen en 1840 y éste se enamoró de ella. Fue un amor platónico ya que ella lo consideró siempre un amigo, sin embargo el escritor la admiró y veneró. En sus memorias escribió sobre ella:
«A través de Jenny Lind, me di cuenta por primera vez de la santidad del arte. A través de ella aprendí que uno debe olvidarse de uno mismo al servicio del Supremo. No hay libros, no hay hombres, que hayan tenido una influencia más ennoblecedora sobre mí como poeta que Jenny Lind «
Para Jenny, la historia de «El Ruiseñor» casi se convirtió en realidad cuando cantó para Chopín, del que había estado enamorada y con el que intentó contraer matrimonio sin conseguirlo. Estando el músico muy enfermo, debido a la tuberculosis que lo aquejaba, Jenny cantó para él. El músico reveló en su correspondencia que se sintió mejorado después de oírla cantar. Cuando Chopín murió la cantante escribió a Andersen confesándole:
«Hubiera sido feliz de morir por este mi primer y último amor, el más profundo y el más puro»
Jenny Lind, además de una cantante extraordinaria, fue una gran filántropa que hizo recitales y reunió dinero para colaborar con muchas causas benéficas.
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