Todas las confesiones religiosas cristianas así como las hebreas aceptan los relatos que aparecen en la Biblia, o parte de ella, como hechos reales acontecidos a lo largo de la historia, a través de los cuales Dios transmite su voluntad y ley al hombre. Sin cuestionarse, en ningún momento, su veracidad científica, si es que es posible autentificarla en este sentido. No obstante, algunos descubrimientos arqueológicos realizados en Tierra Santa apoyan ciertos pasajes de la Biblia.
3 Pasajes de la Biblia apoyados por hallazgos arqueológicos
El Diluvio Universal
El primer dato “probado” es el Diluvio Bíblico por el arqueólogo británico Leonard Woolley cuando en una excavación realizada en la antigua ciudad de Ur, en la actual Irak, encuentra una capa de sedimentos a base de agua que fueron fechados entre el 4000 a.C. y el 3500 a.C. coincidentes con la datación estimada del evento relatado en el Antiguo Testamento o Tanaj, para los hebreos. No se ha comprobado si fue universal, siendo lo más probable que se tratase de una devastadora inundación de la zona donde se sitúa el pasaje.
La Genealogía de Abraham
La Genealogía de Abraham, en la actual ciudad Mari en Siria, hallaron los restos de un palacio real que contenía lo que parece ser un archivo real compuesto por miles de tablillas llenas de inscripciones en las que figuran los nombres que el profeta Abraham, jefe de su tribu, dio a sus descendientes, según la Biblia, coincidiendo también la zona donde según las escrituras se estableció por orden de Dios. Esto no prueba la existencia del árbol genealógico de Abraham, pero demuestra que tales nombres estaban en uso en la época en aquella zona y que la residencia de un líder o rey también existió.
Abraham toma a la sierva de Sarah
Este otro pasaje del relato de Abraham encuentra validez en los escritos cuneiformes de las Tablillas Nuzi, halladas durante una excavación en la moderna Irak, en 1920, un legado importantísimo que nos muestra una imagen de la sociedad de la época en cuanto a leyes, comercio, defensa, etc. Pero también recoge historias de personajes bíblicos como Labán y Jacob, y en ellas vemos que en aquella sociedad estaba permitido que una mujer casada estéril proporcionase a su marido una sierva con la que concebir un hijo, para así adoptarlo. Que es justo lo que hizo Sarah, la mujer de Abraham, que no pudiendo tener hijos le dio una sierva a su marido para tener descendencia. Por lo que esta parte de la historia resultaría bastante plausible.
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