El que una persona elija someterse a una operación de cirugía estética conlleva, sin duda, una elección personal que jamás debe criticarse. Tal vez se deba a una clara necesidad por corregir algo determinado, por disimular quizá unos años de más que pesan en nuestra mirada, en nuestra expresión…
Cada uno es libre de hacer lo que desee con su cuerpo, si ello le aporta más felicidad, equilibrio y autoestima. Pero, posiblemente, el caso de esta muchacha china nos cueste un poco de asimilar.
Imagina que tu pareja te pone una condición determinada para seguir contigo. ¿Cuál es esa propuesta? Que te sometas a una intervención. A una operación mediante la cual, cambiar alguno de tus rasgos para parecerte más a la que antes fue su esposa, a la persona que perdió.
¿Qué harías tú en el caso de esta mujer? Imaginamos, obviamente, que prácticamente nadie sería capaz de mantener una relación con alguien que no nos acepta «tal y como somos». Por lo que para comprenderlo mejor hemos de ponernos en contexto.
Hoy, en Supercurioso, te invitamos a conocer un peculiar caso de cirugía estética.
El recuerdo de una esposa fallecida
Gang Zhao tiene 32 años y vive en una ciudad china llamada Chongqing. Hace tres años, este chico de buena familia perdió a la que fuera su mujer en un accidente de coche. Fue una pérdida dolorosa de la que aún no se ha repuesto del todo.
Pero su familia, edificada en férreos valores orientales, le increpaba para que rehiciese su vida y se volviese a casar. Su obligación era tener hijos e hilar un futuro con el cual edificar la prosperidad familiar. En la noticia que divulgaron diversos medios internacionales, incluido «EuropaPress», no queda claro si la muchacha que finalmente se casó con él, la eligió el propio Zhao o fue un acuerdo establecido por sus padres.
El caso es que la joven «afortunada» guarda un especial parecido con la que fue antes su mujer. De hecho, esa fue la razón por la que Gang Zhao accedió a contraer nupcias con ella. Pero la felicidad no era completa. Según palabras del propio joven «deseaba enmendar los errores del pasado, hacer lo que fuera para que todo saliese bien». Puede parecer muy romántico, sin duda, pero el romanticismo en la mente de Gang Zhao no parece seguir los esquemas que a todos nos son concebibles.
Le pidió a su nueva esposa que, para lograr amarla más aún, se sometiera a una intervención quirúrgica para que sus rasgos fueran aún más similares a la mujer que perdió hace ahora tres años. ¿Y qué es lo que respondió la muchacha? Que «a pesar de no querer ser el reflejo de otra persona, tampoco desea perder la familia que forma con Zhao. Sólo espera que la operación no sea muy dolorosa ni quede muy fea al mirarse al espejo”.
La única persona que al parecer tuvo algo de equilibrio en esta historia fue el propio médico de la Unidad de Cirugía Plástica. El doctor Zhang Lianfeng. Fue él quien comentó a la pareja que antes de someter a la chica a la intervención, era mejor que hablaran con un psicólogo. El médico lo tenía muy claro, la cirugía plástica no es la mejor manera de ofrecer una auténtica felicidad a una pareja. Las manos de un cirujano jamás conseguirán que dos personas sean «exactamente las mismas».
Pero, ¿sirvieron de algo estas palabras o la intervención de un psicólogo? Desde luego que no. La nueva esposa de Zhao se sometió a la intervención. Puede que la explicación a todo ello esté en que a la muchacha, según las malas lenguas, le convenía seguir formando parte de esta acaudalada familia.
Quién sabe. Sea como sea, resulta una historia realmente curiosa. ¿Qué te parece a ti? ¿Harías lo mismo que esta joven china? Mientras lo piensas, te dejamos con otro artículo igual de interesante: «mujeres asiáticas, quiero tener los ojos como las occidentales»