Los seres humanos solemos ser supersticiosos y tenemos creencias un tanto absurdas,  como creer que nos dará mal fario pasar debajo de una escalera de mano, cruzarnos con un inocente gato negro o derramar un poco de sal… En una vertiente más positiva de estas creencias, ponemos nuestra fe en cosas tan extrañas como tirar monedas en un pozo o una fuente para pedir lo que más anhelamos e incluso pedimos deseos con pestañas que se nos han caído y que soplamos llenos de esperanza. ¿No te parece esta última una costumbre realmente extraña? ¿Por qué lo hacemos? En Supercurioso hemos decidido investigarlo. ¿Nos acompañas?

Deseos con pestañas, ¿por qué lo hacemos?

Cuando perdemos una pestaña, si no entra a nuestro ojo y ocasiona una gran molestia y ardor, queda en nuestra mejilla. Y con suerte, si nos damos cuenta a tiempo, la tomamos y pedimos un deseo con tanta fe que, casi creemos que sí se cumplirá.

Y es que desde muy pequeños hemos hecho eso. Tomar el pequeño pelo, presionarlo fuerte con dos dedos y pensar en algo que realmente queremos que ocurra. O, hacerlo con otra persona y quien se quede con la pestaña, se le cumplirá lo que pidió. ¿O quizá eres de los que cree que debe apoyarla en su mano izquierda, nunca en la palma sino en el dorso, y soplar sólo sus propias pestañas, pues si no el deseo se pierde? Sea como sea, todas las versiones surgen de una misma idea: una pestaña caída y hallada a tiempo puede concedernos un deseo.

deseos con pestañas

La superstición es la que nos lleva a hacer estas cosas. Así como cuando vemos una estrella fugaz y pedimos un deseo, si nos encontramos con que el reloj marca las 11:11 o con un diente de león esperando a que lo soplemos, que hallemos una pestaña que se nos ha caído, con lo pequeñas que son, es casi milagroso.

ver una estrella fugaz, deseo
Ver una estrella fugaz cruzando el cielo es un evento extraordinario, ¿no te parece? ¿Cuántas has visto?

Son casualidades poco comunes pero posibles, momentos o hallazgos casi extraordinarios que, por ello, se han bañado de un aura de poder. Posiblemente nuestros antepasados consideraron que era una especie de oportunidad del destino que nos brindaba la visión de algo muy especial y decidieron que ese suceso único debía aprovecharse. Por eso, empezaron a tejerse alrededor de estas casualidades tan curiosas una serie de supersticiones, buscando que la suerte, que parecía haber enviado una señal, se extendiese a todos los campos que deseásemos.

Soplar diente de león, deseo
¿A ti también te dijeron que si soplabas un diente de león completo, de una sola vez, y pedías un deseo, este se cumpliría?

En Gran Bretaña e Irlanda del siglo XVIII pedían deseos con pestañas de esta forma: colocar el pelo en el dorso de la mano, desear algo, lanzar la pestaña sobre un hombro y si se queda en la mano, se concederá. También, se colocaba en la punta de la nariz o la mano, y si era expulsada por sí sola, ¡deseo materializado!

No es válido arrancarse una pestaña para hacer todos estos rituales que, aparentemente, podrían funcionar. O así lo creemos. La verdadera función de esos pelito es proteger nuestros ojos de cualquier cuerpo extraño y no es una buena idea arrancar uno: podría tardar hasta ocho semanas en crecer de nuevo.

¿Y la ley de atracción?

De la misma manera que muchos no creen en nada, otros creen en todo. La ley de atracción es una de esas cosas. Esta establece que si se piensa en positivo, se enfoca la atención en conseguir algo, estarás ejerciendo una serie de vibraciones para que esto ocurra, todo a través de la energía.

Quienes creen en ella, consideran que se misma energía para poder pedir deseos con pestañas. La ley de atracción funciona según aquellos que creen en ella, en el amor, la suerte y cualquier aspecto de la vida que uno desee mejorar.

deseos

Y por si todavía no dejas de hacerlo, cada vez que veas una pestaña suelta, piensa en algo que quieras. Quizás y algún día realmente lo consigas, por mérito propio o, por nada más que suerte.

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