Douglas Bader fue durante años una leyenda viviente. Superó un impedimento físico que aparentemente hacía imposible que pudiera alcanzar su sueño de ser piloto de la RAF en tiempos de conflicto. Acompáñanos a conocer la historia del piloto que volaba sin piernas en la Segunda Guerra Mundial.
El piloto que volaba sin piernas en la Segunda Guerra Mundial
Douglas Robert Stewart Bader nació en Londres en 1910. Su padre, ingeniero civil, murió durante la Primera Guerra Mundial, en Francia, debido a una herida de metralla en la cabeza. Durante su época de estudiante, Douglas destacó como un gran atleta y líder, dando muestra de un carácter independiente e inconformista. Siguiendo los pasos de su tío político, el teniente de aviación Cyril Burge, piloto de la Escuela del Aire de la Royal Air Force, decidió dedicarse a pilotar aviones y se inscribió en esa misma escuela de la RAF en la localidad de Cranwell. En 1930 se licenció y fue destinado al 23º Escuadrón de Caza.
En 1931, sufrió un terrible accidente intentando hacer una acrobacia aérea. Una de sus piernas quedó atrapada bajo el asiento y la otra bajo los mandos. A pesar de que contó con los mejores médicos, ambas piernas hubieron de serle amputadas. Tras una dura convalecencia, estando en una residencia de la RAF recuperándose, conoció a unos hermanos ingenieros que estaban investigando la creación de prótesis mejoradas, ya que uno de ellos también había perdido una extremidad en un accidente. Era el principio de las prótesis de aluminio. Confeccionaron 2 para Douglas y a los pocos meses, éste ya se movía sin muletas, conducía un automóvil adaptado e incluso bailaba en las fiestas.
Sin embargo, su obsesión era volver a volar. Realizó algunas pruebas con aparatos de entrenamiento y finalmente fue declarado apto para volar aunque con bastantes restricciones. La RAF no tuvo en cuenta este hecho y lo apartó del servicio concediéndole una pensión. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, consiguió que le hicieran nuevas pruebas y, ocho años después del accidente, fue readmitido en la RAF.
Cosechó muchas victorias durante el tiempo en que voló, hasta que en agosto de 1941 su avión fue derribado y se vio obligado a utilizar el paracaídas perdiendo las dos piernas/prótesis ortopédicas al ser catapultado. Fue capturado y declarado prisionero de guerra. Su fama era tal, incluso entre los pilotos alemanes, que propició una de las operaciones más curiosas y desconocidas de la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes autorizaron el vuelo de un avión inglés sobre territorio francés ocupado para que lanzara un nuevo juego de piernas para Douglas. Bader, una vez obtuvo su nuevo par de piernas, no cejó en sus intentos de huida, hasta que al final fue recluido en la fortaleza de Colditz. Esta vez los alemanes le confiscaron las piernas a pesar de su admiración, ya que no consiguieron arrancarle la promesa de que no volvería a intentar escapar.
Una vez acabada la guerra, Douglas Bader dejó la RAF y trabajó en una empresa de aviación trabajando paralelamente a favor de las personas que habían sufrido amputaciones. Fue nombrado Caballero por Isabel II y falleció en 1982, siendo considerado la personificación del heroísmo de los pilotos de las fuerzas aéreas británicas.
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