Hay un continente invisible en el océano Pacífico, el más grande de todos los océanos, conformado por poco más de 1.000 islas distribuidas en un espacio equivalente al de África, unos 30 millones de kilómetros cuadrados y mayor que el de Europa y Oceanía.
Un continente de agua, tierra y fuego
Claro, es mayormente agua, pero en Polinesia el mar no es una barrera sino un medio de comunicación.
Con una forma cercana al triángulo, sus vértices vendrían a ser Nueva Zelanda, Hawái y la isla de Pascua, destacan por historia y renombre la Polinesia francesa, Samoa, las islas Cook y Tonga. Las Marquesas, o la más conocida de todas, Tahití, forman parte de la Polinesia Francesa.
Este millar de islas se conoce como Polinesia desde 1756, cuando el escritor francés Charles de Brosses las bautizó con este nombre, palabra griega compuesta que vendría a traducirse como “muchas islas”.
Y sí, son muchas, aunque básicamente son de dos clases: atolones, islas planas originadas por formaciones coralinas; y las volcánicas, que suelen ser montañosas, llenas de vegetación y donde habitan los polinesios.
Esta región del Pacífico goza de un clima tropical y fresco, que envuelve algunas de las islas más hermosas del planeta, por lo que no es de extrañar que haya colonizado la imaginación de los exploradores y colonizadores europeos desde el primer encuentro de éstos con los hasta entonces felices habitantes de Polinesia.
Origen de los pobladores del paraíso
Estudios de ADN realizados en la década de los noventa del siglo pasado determinaron que la mayor parte de los antecesores de los polinesios provenía de Asia, con una escala intermedia en Indonesia, y que ocuparon las islas alrededor del 1200 a.C.
También hubo una oleada desde Papúa y Oceanía, y algunos autores consideran que tuvieron un origen dual, de Asia y Papúa.
Exploradores, conquistadores y turistas
Las islas de la Polinesia fueron descubiertas por los europeos relativamente tarde, poco más de cien años después del descubrimiento de América. El navegante portugués Fernando de Magallanes les pasó a un lado y fue el navegante español Álvaro de Mendaña, en 1595, el primero en ver el archipiélago de las Marquesas, comenzando así una serie de encuentros realizados por navegantes españoles, holandeses, franceses e ingleses, que pasaron de la exploración a la conquista sin pensarlo dos veces.
Hoy en día las islas de Polinesia continúan siendo “descubiertas” y exploradas por millones de turistas, y destinos como Hawái, Tahití o Bora Bora flotan en la imaginación y en los sueños de millones de trabajadores en todo el mundo que ansían unas espléndidas vacaciones.
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