Seguramente tienes a alguien en tu entorno, en tu círculo de amistades o entre tus parientes, que parece estar conspirando continuamente contra sí mismo. Podemos afirmarlo porque las personas autodestructivas son más comunes de lo que ellas mismas quisieran creer, y es notable que así sea, porque la creencia generalizada es que todos queremos estar bien. Aún así es normal ver a muchas personas actuando en dirección contraria, ¿por qué?

¿Por qué hay personas autodestructivas?

Para los terapeutas hay varios rasgos o características que definen a las personas autodestructivas: eligen situaciones o relaciones que claramente van a llevar a una desilusión o un fracaso; cuando algo bueno les pasa se sienten culpables o se deprimen; generan malestar en quienes los rodean y luego se molestan cuando perciben la resistencia de los otros; rechazan los ofrecimientos de ayuda y evitan las situaciones placenteras, o se niegan a reconocer que la están pasando bien.

¿Por qué hay personas autodestructivas?

Otras características de las personas autodestructivas podrían ser la tendencia permanente al autosacrificio, tolerancia al maltrato físico y psicológico por parte de otras personas, tendencia a adicciones y dependencia de drogas legales e ilegales, autosaboteo cuando se trata de alcanzar logros personales en la vida o el trabajo, y el rechazo a ser cuidado o atendido por terceros.

Tener al menos cinco de estas características te califican para ser considerada como una persona autodestructiva.

Aunque parezca lo contrario, las personas autodestructivas no son así porque eligieron esta conducta, que amarga su vida y la de los que los rodean, y amenaza con aislarlos de sus seres queridos y conducirlos a situaciones límites, o a la muerte. La tendencia entre muchos terapeutas que lidian con pacientes con hábitos autodestructivos es hacer que reconozcan en primer lugar qué están haciendo mal, y luego intentar corregir o eliminar la conducta en cuestión.

Claro, es fácil decirlo, y es probable que de inmediato hayas pensado en algún pariente que no deja de fumar a pesar de tener una tos crónica y genera rechazo a su alrededor, o en ese tío que, a pesar de contar con un gran corazón, no puede evitar hacer comentarios desagradables que hacen que los otros marquen distancia o lo consideren antipático. Los dos saben que lo que están haciendo está mal, y sin embargo no pueden dejar de repetir estas conductas.

Continuar haciendo algo sabiendo que te perjudica es considerado por algunos psicólogos como un síntoma de baja autoestima. Por otro lado, para otros terapeutas se trata de luchar contra una de las mayores fuerzas que moldea nuestra vida, como es el de la costumbre. La mayor parte de los seres humanos hacen su vida aferrándose a un patrón repetitivo de acciones que garantizan su supervivencia diaria. En el caso de las personas autodestructivas, éstas sienten de algún modo que incluso los hábitos negativos favorecen su transcurrir en el mundo, aun sabiendo que éstos pueden llevarlo a un final desastroso, como algunas adicciones o patrones de conducta.

¿Por qué hay personas autodestructivas?

Más allá de la baja autoestima como una forma de explicar el comportamiento de las personas autodestructivas, se encontraría el instinto de muerte, una pulsión interna similar a la fuerza que nos impulsa a vivir, que comenzó a ser estudiada por Freud y que podría encontrarse tras muchas actitudes y conductas negativas, aparentemente sin sentido.

Finalmente, algunos médicos dividen las conductas autodestructivas en directas e indirectas. En la primera el sujeto es consciente de que está haciéndose daño, y sin embargo persiste en el comportamiento autodestructivo; en la segunda, se trata de una actitud inconsciente y la persona tiende a hacerse daño sin darse cuenta.

Tener a alguien así a tu alrededor, o ser una persona con estas características, genera mucho sufrimiento, y lo mejor es acudir a un especialista. ¿Cómo clasificarías a las personas autodestructivas que te rodean? Para que te informes mejor, lee nuestro artículo sobre los rasgos que las distinguen.