San Francisco de Asís fue una de las figuras más representativas del cristianismo durante el medioevo. No, no fue un Papa, y tampoco figuró en los altos cargos de la iglesia, sino que con sus doctrinas y sus enseñanzas brindó nuevas visiones de la religión cristiana. Su vida, su obra y su propia forma de andar en el mundo marcó en gran medida su época y los siglos posteriores, tanto que se ganó, años después de su muerte, la canonización de la iglesia católica, gracias a lo importante de su figura y sus enseñanzas. Por supuesto, estos son solo algunos datos de su vida, pero para conocer verdaderamente quién fue San Francisco de Asís debemos ahondar mucho más en su vida. En Supercurioso hemos estado investigando un poco sobre su vida, y ahora te traemos todo lo que debes saber sobre este insigne personaje. ¿Nos acompañas a descubrirlo?
Quién fue San Francisco de Asís
Nacido en Umbría (actualmente Italia), bajo el nombre de Giovanni di Pietro Bernardone, hoy en día es conocido como un santo de la iglesia católica. La historia de cómo llegó a convertirse en tal está llena de sacrificios, ya que este hombre siempre predicó más con el ejemplo que con la palabra. Esto no quiere decir, no obstante, que su palabra no fuera de gran importancia. Todo lo contrario, San Francisco de Asís fue un hombre de gran sabiduría que supo muy bien llevar su vida a la par de sus creencias. ¿Quieres conocer más sobre este personaje? Vamos a conocer un poco más sobre quién fue Francisco de Asís.
1. Juventud y el comienzo de un largo camino
Entonces, ¿quién fue San Francisco de Asís? Primero un joven despreocupado, después un hombre espiritual, finalmente, un santo. San Francisco de Asís nació en 1182 en Umbría, una de las regiones de la actual Italia. Nació en una casa de grandes recursos, su padre era un comerciante de gran éxito de la burguesía de Asís, y su madre una mujer noble. Su padre, por su trabajo como comerciante, viajaba mucho a Francia, tierra que a su hijo le gustaba mucho, lo que, señalan algunos historiadores, le valió el apodo de Francesco o el francesito, que luego derivaría en Francisco. Como buen hijo de una familia pudiente, Francisco recibió la mejor educación de la época y se instruyó en latín. Su juventud fue tranquila y despreocupada, aunque a mediados de su juventud se vio entremezclado en los conflictos políticos de la época.
De hecho, el joven Francisco de Asís fue encarcelado en noviembre del año 1202, cuando contaba con 20 años, y duró un año como prisionero en medio de un conflicto bélico que se libraba en Umbría. Durante los años siguientes su vida seguiría un curso relativamente normal hasta que, en 1206, San Francisco tuvo una revelación. Se encontraba vagando en un templo abandonado cuando escuchó hablar a Cristo a través de una imagen, y, según relató luego, este le encomendaba la misión de reparar su iglesia en ruinas. No se refería, no obstante, al templo en el que se encontraba, sino a algo mucho más grande. A partir de allí su vida cambió por completo: el joven Francisco empezó a desapegarse de lo terrenal y se convirtió en un hombre dedicado a lo espiritual.
2. De hombre espiritual a predicador devoto
San Francisco no solo acomodó ese templo, sino que en la actualidad no se sabe con certeza cuántos templos en ruinas reconstruyó. Lo cierto es que en el año 1208, gracias a otra voz celestial que le habló, su misión en este mundo cambió por completo: su afán de reconstruir iglesias se convirtió en un andar por el mundo predicando el evangelio y mostrando una vida austera. Decidió dejar atrás todas sus pertenencias e incluso la herencia de su padre (quien, se cuenta, lo había desheredado) y entregarse a una vida, como ocurriera en la historia de Jesús, pobre de lo material, pero rica en lo espiritual. Descalzo, con apenas una túnica, comenzó su tarea, y nadie lo detendría en su afán de predicar la palabra de Dios.
De ahí en adelante, el camino de quien fue San Francisco de Asís lo llevaría a los lugares más insólitos. Al principio, sus palabras eran recibidas con burlas, pero pronto empezó a ser recibido, más que con risas, con gran atención. Después de todo, su palabra no predicaba odio ni descalificaciones, sino todo lo contrario. San Francisco de Asís predicaba las curiosidades de la Biblia de las que nadie más hablaba, y su mensaje siempre era incluyente y cercano a los más desfavorecidos. Este mensaje lo llevó hasta el mismísimo papa, quien aprobó la orden que San Francisco fundó. Atrajo a muchísimos devotos que se apegaron a la orden franciscana y, como buen cristiano que era, aprovechó esa popularidad para intentar llevar la religión cristiana hasta tierras lejanas, como Siria o Egipto, aunque en esto su éxito no fue rotundo.
3. De devoto a Santo
Sus actos desinteresados marcaron el mundo y, principalmente, la religión católica. Pero no solo por sus prédicas, sino también por sus actos: San Francisco, y sus seguidores, se dedicaban a las tareas más nobles, como atender a los leprosos o llevar la palabra de Dios hasta los rincones más desatendidos. A diferencia de muchos, e incluso de algunos representantes de la iglesia, San Francisco no huía de los más desposeídos y, de hecho, a ellos dirigía sus prédicas y su atención. Fue su gran labor, su desinterés y su desapego por lo terrenal lo que le valió su gran nombre entre los religiosos, y gracias a eso pudo hacer crecer su orden y plasmar toda una nueva visión de la religión católica.
Entre el año 1221 y 1223, logró culminar la redacción de la regla franciscana, por petición y posterior aprobación del papa Honorio III. Después de esto, San Francisco de Asís entregó la dirección de su comunidad y se retiró a la vida contemplativa. El santo pasó sus últimos años de vida rodeado del fervor de sus seguidores, pero también en sufrimiento por sus enfermedades. Murió en 1226 y, dos años después, fue canonizado por el papa Gregorio XI.
¿Qué te ha parecido nuestro artículo sobre quién fue San Francisco de Asís? ¿Conocías la historia de esta importante figura de la iglesia católica? Y, ¿qué otros datos de la vida de San Francisco conoces? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡estaremos deseando leerte!