Especialmente en la época navideña, muchos nos tomamos el tiempo de considerar detenidamente cuál será el mejor regalo para nuestros allegados porque resulta tan placentero dar como recibir. Esto tiene una razón de ser, según un estudio que determinó cómo el cerebro nos recompensa cuando somos generosos. Entérate de los detalles.
Estudio revela que el cerebro nos recompensa cuando somos generosos
Si dar regalos no es lo tuyo, quizás deberías intentarlo, de acuerdo con lo revelado por un estudio que buscaba descubrir más sobre la naturaleza de la generosidad del ser humano.
En las últimas décadas, los científicos han estudiado los beneficios para la salud de la generosidad, a menudo denominado como «helpers high» (que podría traducirse como la “volada o el colocón de los que ayudan”).
Aquellos que se ofrecen como voluntarios tienen tasas más bajas de depresión, menores tasas de mortalidad, mayor autoestima y mayor capacidad funcional que aquellos que no realizan labores de voluntariado. Un estudio de 2005 mostró que los voluntarios realmente experimentan mayores beneficios que las personas que reciben su apoyo.
Esto nos indica que cuando damos a otros sin esperar nada a cambio, nuestros cerebros liberan dopamina, serotonina y muchas otras hormonas de felicidad.
En un estudio los investigadores escanearon los cerebros de los participantes para identificar las conexiones entre el comportamiento generoso y la actividad cerebral. En el otro, los científicos intervinieron la actividad en las áreas del cerebro asociadas con el control de los impulsos, para ver si eso podría alterar las acciones empáticas de una persona.
Estos hallazgos llevaron a la conclusión de que el comportamiento humano se guía más por la empatía y la generosidad que por el egoísmo.
Los descubrimientos realizados podrían llevar a tratamientos para personas con afecciones que disminuyen su capacidad para comprender a los demás, como aquellos dentro del espectro autista. De acuerdo al Marco Iacoboni, coautor de ambos estudios y profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina David Geffen de la Universidad de California en Los Ángeles, en el futuro, se les podría ayudar con tratamientos que regulan las vías neuronales que mejoran o restringen sus sentimientos empáticos. .
El neurocientífico Marco Lacoboni explicó que las neuronas espejo que contiene nuestro cerebro son las células que «nos permiten comprender las acciones, intenciones y sentimientos de los demás». Cuando vemos a alguien experimentando dolor, por ejemplo, no necesitamos «pensar» acerca de sus sentimientos, nuestras neuronas espejo nos permiten experimentarlo de primera mano.
Nuestros cerebros siguen una «regla de oro» neural. Cuanto más tendemos a experimentar indirectamente los estados de los demás, más nos inclinamos a tratarlos como nos trataríamos a nosotros mismos.
¿Qué te parecen los beneficios de ser generoso y bueno con los demás?
Imágenes: maxlkt /BrianBracher