Todos sabemos que algunos recuerdos permanecen claros en nuestra memoria a través del tiempo y, en cambio, otros se borran y nos es imposible rememorar determinadas circunstancias. Quizá uno de tus hermanos o amigos te hable de una excursión que hiciste en tu infancia y tú no la recuerdes en absoluto y él/ella puede dar un gran número de detalles, entonces te preguntarás: ¿Por qué recordamos unas cosas y otras no? Acompáñanos averiguarlo.
Recordamos unas cosas y otras no
Según los psicólogos, recordarlo «todo» equivaldría a tener una enfermedad semejante al que no recuerda nada. Nuestro cerebro no puede acumular recuerdos como si fuera una grabadora y por ello de alguna manera selecciona los que quiere y necesita conservar, sin que a nosotros nos parezca que tenemos nada que ver con esa elección.
Los recuerdos forman nuestra identidad, por eso se dice que «somos nuestros recuerdos». Realmente, solo recordamos aquellas cosas que de alguna manera han sido significativas e importantes para nosotros y la encargada de seleccionar lo que se va a archivar es nuestra «memoria selectiva». Para que un recuerdo se guarde y otro no han de concurrir varias circunstancias:
– Que haya sido captado por nuestros sentidos de una manera correcta. La atención y la percepción son básicas en la conservación del recuerdo.
– La repetición también es importante para que un recuerdo se fije en nuestra memoria.
– La disonancia cognitiva está en la base de la elección del recuerdo a conservar. Este fenómeno hace que ante dos opiniones o actitudes que parecen contradecirse entre sí, tendemos a eliminar una de las dos para no tener un conflicto.
– En el momento de fijar un hecho u opinión, distorsionamos y cambiamos los recuerdos, sin darnos cuenta, para que se ajusten a aquello que queremos creer.
– Lo recordado ha de tener importancia. Nuestro cerebro no recuerda aquello que no tiene valor para nosotros, lo que es innecesario.
– En general, nuestro cerebro tiende a recordar lo positivo y olvidar lo negativo que puede causarnos dolor rememorar.
Actualmente se está trabajando en varios campos para conseguir que puedan borrarse los recuerdos traumáticos. En la Universidad de Lund, en Suecia, se hizo en 2011 un exitoso estudio en el que se entrenaba a los voluntarios para olvidar determinados recuerdos negativos. Otra investigación hecha recientemente por el Centro Médico de la Universidad de Columbia y la Universidad McGill en EE.UU. y publicada en Current Biology en la que se utilizaron babosas marinas como sujetos experimentales, dio como resultado que es posible borrar de manera selectiva determinados recuerdos almacenados en la misma neurona. Quizá dentro de unos años sea posible actuar sobre esos recuerdos traumáticos, que se han fijado en la memoria y vuelven de manera recurrente, y borrarlos para conseguir mejorar la calidad de vida de las víctimas de esos hechos.
Para fijar más recuerdos en tu memoria, los psicólogos aconsejan trabajar la atención, intentar dar sentido, comprender, simplificar y organizar lo que queremos recordar y establecer conexiones entre recuerdos relacionando y asociando, además de usar imágenes y la repetición del recuerdo.
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