Los seres humanos hemos evolucionado como especie a base de adaptaciones al medio en que nos movemos. La adaptación biológica es la manera en que se comporta un organismo, basándose en la selección natural, para incrementar las posibilidades de reproducirse exitosamente a largo plazo. Algunas formas de vivir y actuar que tenemos los humanos pueden considerarse, si los miras desde el punto de vista de la evolución, una ventaja. Entre estos se ha descubierto que la repulsión olfativa que sentimos ante determinados olores esconde una increíble ventaja evolutiva desconocida hasta ahora ¿Cuál?
La repulsión olfativa esconde una ventaja evolutiva. ¿Cuál?
En el artículo de Supercurioso 6 cosas que el olor corporal revela de tu salud vimos como el olor corporal podía ser indicativo de que se padece alguna enfermedad y que algunas de ellas tenían un olor muy característico, como la diabetes, en que la orina huele a manzana podrida. El olor corporal es una huella individual que depende de factores como la dieta, la edad, el sexo, el metabolismo o la salud, como ya dijimos. Básicamente el olor de una persona escapa de su piel, su orina, su aliento y su sangre y se ha comprobado que cuando alguien está enfermo éste cambia: se vuelve más desagradable.
Esta constatación, llevada a cabo en 2014 por Mats Olsson del Instituto Karolinska, llevó a su equipo a profundizar en el estudio de las posibilidades de detectar enfermedades como el cáncer a través del olfato. Este cambio de olor corporal es la primera ventaja evolutiva que encontraron. Los humanos podrían oler la enfermedad, como lo hacen algunos animales, para saber que uno de sus congéneres ha sido infectado recientemente o está enfermo y tener la posibilidad de mantenerse alejados.
La segunda ventaja evolutiva se encontró mientras se estudiaba la primera. Olsson y su equipo trataban de precisar que cantidad de olor podía ser percibida y como respondía el cuerpo cuando vieron que algo se alteraba ante los olores desagradables. Cuando nuestro olfato sentía una repulsión olfativa automáticamente se activaba una reacción inmune que, aunque leve, tendría como finalidad protegernos de la enfermedad que nuestra nariz ha detectado.
Los investigadores dirigidos por Olsson comprobaron que ante olores desagradables como el del queso fuerte, el pescado podrido etc. el cuerpo se preparaba para defenderse y atacar al posible invasor aumentando la actividad inmune tratando de protegernos de la enfermedad. Según sus propias palabras: «La repulsión emocional está presente para mantenernos saludables». Así que ya lo sabes, cuando notes que algo huele mal tu cuerpo se pondrá alerta por si se trata de un ataque a tu salud.
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